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La virtud del frío y la culpabilidad inmanente

Publicado el Lunes, 26 Marzo 2018 06:39 Escrito por

Terminada la larga noche kirchnerista soñábamos con poder comprarnos iPhones pero resulta que antes tenemos que dejar de usar la calefacción. La utopía de Cambiemos es una curva social descendente que nos lleva de los subsidios artificiales a la pobreza sincerada pero digna de nuestros abuelos. Sólo falta la Ley de Residencia, la Liga Patriótica y las sociedades de beneficencia.

Termina otra semana trepidante en la que no tuvimos noticias de la lluvia de inversiones pero tampoco de la Pobreza Cero; es decir, una de cal y otra de arena. Además, como bien lo explicó el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, "tenemos un nivel de deuda bajísimo y por eso no me preocupa", lo que nos garantiza poder tirar un tiempo más con el principal motor del modelo de Cambiemos: la capacidad de endeudarnos, otro resto de la pesada herencia.
 
Además, la directora del FMI, Christine Lagarde, felicitó a Mauricio Macri por las reformas económicas. Es una noticia alentadora, siempre que recibimos las felicitaciones del Fondo Monetario Internacional nos fue genial.
 
Por tercer año consecutivo, el presidente le hizo una entrevista a Luis Majul, o al revés, ahora no recordamos bien. Fue un momento de periodismo fuerte, sin concesiones, que arrancó con una pregunta a quemarropa:
 
Luis Majul- Y antes de empezar a hablar de los temas de fondo, quiero arrancar con la actualidad. ¿No le parece un despropósito y una vergüenza no sólo la liberación de Cristóbal López, sino los fundamentos del nuevo fallo que convierten a Cristóbal López – yo diría –casi en inocente, que pasó de ser un defraudador fiscal a un evasor simple y perder incluso el Estado todo lo que tiene para reclamar?
 
Nos pareció muy valiente de parte del conocido periodista que justamente eligiera empezar la entrevista al heredero de SOCMA evocando la evasión fiscal de los empresarios y las deudas privadas condonadas por el Estado. No nos sorprendió, en cambio, que desconociera que Cristóbal López no es inocente porque así lo haya determinado el fallo en cuestión sino porque “mientras tanto una persona no sea declarada culpable por sentencia firme, todos los habitantes de este suelo gozamos de un ‘estado de inocencia’, aún cuando registre algún proceso en trámite y cualquiera sea su progreso” Pretender que nuestros periodistas serios conozcan el principio de inocencia presunta sería una exigencia desmesurada.
 
En la entrevista, Mauricio Macri hizo varias honestas declaraciones de principio. Explicó, por ejemplo, que "hay que volver a la época en la que la abuela apagaba la calefacción a las 11 de la noche, dormías todo tapado y a las 6 la volvía a prender". Es difícil imaginar a la abuela Blanco Villegas en la casona familiar de Tandil, apagándole la calefacción a las mucamas, sin que los ojos se nos llenen de lágrimas de emoción. Tal vez deberíamos aprovechar y retomar otros hábitos hoy olvidados, como los sabañones o la tuberculosis.
 
Terminada la larga noche kirchnerista soñábamos con poder comprarnos iPhones pero resulta que antes tenemos que dejar de usar la calefacción. La utopía de Cambiemos es una curva social descendente que nos lleva de los subsidios artificiales a la pobreza sincerada pero digna de nuestros abuelos. Sólo falta la Ley de Residencia, la Liga Patriótica y las sociedades de beneficencia.
 
En la misma entrevista, Macri se mostró enojado con ciertos fallos judiciales y explicó querer “influir” en los jueces que toman decisiones contrarias a sus expectativas que, como todos sabemos, coinciden con las de la ciudadanía. Recordamos con nostalgia cuando nuestros periodistas serios denunciaban a CFK por intentar “avasallar a la Justicia” mientras que hoy saludan al presidente por buscar depurarla de los “malos jueces”. Esperemos que esos magistrados entiendan como deben fallar de aquí en más sin que el presidente deba tomar nuevamente cartas en el asunto. Aunque debemos reconocer que Macri sólo denuncia fallos judiciales cuando no son catastróficos para el conjunto de los argentinos, como el extravagante fallo del juez Griesa. En ese caso pidió acatarlo de inmediato y pagar en efectivo. Digamos todo.
 
Según la Comisión Nacional de Valores de los EEUU, el ministro de Finanzas Luis Caputo fue accionista de sociedades offshore creadas para administrar cientos de millones de dólares en paraísos fiscales, incluyendo bonos argentinos defaulteados, hasta que asumió como funcionario, dato que olvidó mencionar en su declaración ante la Oficina Anticorrupción, aunque descontamos que “técnicamente no sea delito”. De hecho, sin conocer los balances ni los movimientos de la sociedad en cuestión, Graciela Ocaña, la ISO 9001 de la decencia argentina, desmintió que esa offshore en particular tuviera relación alguna con hechos de corrupción. Debe tener un don parecido al de nuestro Jefe de Gabinete Marcos Peña, quién determinó con la misma precisión y sin haber investigado el origen de los fondos, que la plata que entró en el blanqueo- unos 100.000 millones de USD- tampoco tenía relación con la corrupción. Se trata de una especie de honestidad telepática, que sería la contracara necesaria a la culpabilidad inmanente de los ex funcionarios kirchneristas.
 
Esta semana, Amnistía Internacional publicó un informe en el que advirtió al Estado argentino sobre el uso de trolls en las redes sociales para atacar periodistas y activistas de Derechos Humanos. La reacción furibunda de los trolls, incluyendo a Fer Iglesias -experto en globalización y panelista devenido diputado- logró demostrar lo que buscaba desmentir.
 
Todo lo que quieran pero ya no le tenemos miedo al censista.

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Pablo Muract

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