“El ABC de la prohibición de libros”, uno de los cortometrajes documentales nominados a los premios Oscar, cuenta desde la perspectiva de los niños cómo repercute en la educación y en las rutinas lectoras la decisión de establecer listas de textos prohibidos de autores como Stephen King, Joyce Carol Oates y John Grisham, entre muchos otros.
"El ABC de la prohibición de libros" (The ABC's of Book Banning, en su título original) fue dirigido por Sheila Nevins, Trish Adlesic, Nazenet Habtezghi y producido por Paramount+ y, con una duración de poco más de 20 minutos, integra la lista de los cinco finalistas al Oscar en su categoría.
El corto examina cómo repercute en el día a día de un lector la censura que el estado de Florida inauguró en Estados Unidos y lo hace a través de los ojos de niños en edad escolar que son entrevistados por los directores. Pero además, incorpora el otro extremo del espectro generacional: la pieza comienza con el testimonio de Grace Linn, una defensora de la libertad de expresión de 101 años y viuda de un veterano de guerra, ante una reunión de la Junta Escolar de Florida. Aquella intervención se volvió viral porque Linn muestra ante los censores una colcha que hizo con la tapa de todos los títulos prohibidos y comparara la censura con la quema de libros de los nazis que su marido combatió en el frente. "Ambos se hacen por la misma razón: miedo al conocimiento", argumenta en su descargo.
En testimonios a cámara y con expresiones ocurrentes, los niños y adolescentes entrevistados expresan su decepción por perder el acceso a títulos infantiles sobre LGBTQ, libros que abordan cuestiones raciales, el efecto de las guerras o las vicisitudes de crecer. "¿Por qué retirar todos estos textos excelentes? Quieren retrasar la lectura de los niños", dice con desparpajo a cámara Ruth, de 10 años.
“El ABC de la prohibición de libros” también le da voz a los autores de las obras censuradas. Peter Parnell y Justin Richardson, los creadores de “And Tango Makes Three”, cuentan los detalles de una historia sobre el amor de dos pingüinos varones. También la joven poeta y activista negra Amanda Gorman, mundialmente reconocida por haber recitado versos durante la asunción de Joe Biden, aparece en el corto para leer aquel mismo poema, “La colina que escalamos“, otro de los textos censurados. Maia Kobabe, autora de “Gender Queer”, cuenta a cámara que su libro podrá estar censurado pero que ese gesto va mucho más allá: “Es autobiográfico. Por lo cual, en definitiva, lo que prohíben es mi historia”.
“Los niños se preocupan mucho por lo que leen porque no pueden subirse a un avión y no pueden ver el mundo excepto a través de la literatura. Los libros son su vista, son la forma en que ven lo que está ahí fuera, lo que fue, lo que es y lo que será”, sostuvo Sheila Nevins, una de las directoras, en el marco de una entrevista con la revista People, sobre el por qué de la perspectiva que eligieron para la realización audiovisual a pesar de que no es “un documental para niños”.
Trabajar en la película también le dio a Nevins la oportunidad de reflexionar sobre su propia experiencia como lectora. "Me di cuenta de cuánto habían influido los libros en mi infancia, y que realmente había formado gran parte de lo que amaba y pensaba sobre el mundo a partir de los libros que leí. Pensar que a los niños pequeños se les iba a privar de eso; me asustó", confesó.
La filmación de "Los ABC de la censura de libros" llevó un año, lapso en el cual la censura no hizo más que incrementarse. “Cuando terminamos, aproximadamente hace un año había 2.000 textos prohibidos en 38 estados. Ahora, desde agosto, hay 6.000”, repasó la realizadora.
Todos los meses crece la lista de títulos “banneados”: la prohibición de libros en escuelas en Estados Unidos se triplicó en 2023 y Florida lideró la mayor cantidad de casos, superando a Texas. “¿16 de mis libros? Debo estar haciendo algo bien”, se burló en noviembre pasado el escritor bestseller Stephen King desde su cuenta en la red social X (antes Twitter) tras conocerse la decisión del condado de Collier, Florida, de prohibir varios de sus títulos en el ámbito escolar.
La decisión de sacar de la circulación escolar esos textos está reglamentada en la ordenanza HB 1069 de Florida, una Ley que amplió la supervisión de la junta escolar de las colecciones de la biblioteca, amplió los mecanismos para impugnar libros, siempre que el contenido que “represente o describa una conducta sexual” sea una motivo válido para una impugnación y prohibición de instrucción sobre orientación sexual o identidad de género hasta el octavo grado.
Entre los muchos autores con títulos prohibidos se encuentran Judy Blume, Orson Scott Card, Stephen Chbosky, Mary Higgins Clark, Arthur C. Clarke, Pat Conroy, Janet Evanovich, Neil Gaiman, John Green, John Grisham, Ellen Hopkins, Khaled Hosseini, Sue Monk Kidd, Stephen King, Barbara Kingsolver, Dean Koontz, David Levithan, Patricia McCormick, Toni Morrison, Joyce Carol Oates, James Patterson, Ashley Hope Pérez, Jodi Picoult, Anna Quindlen, Nora Roberts, Tom Robbins, Anne Rice, John Updike e Ibi Zoboi.
Ante la ola de censura en aulas y bibliotecas que se incrementó y que ya se da en 41 estados, estudiantes, docentes y bibliotecarios decidieron poner en marcha distintas iniciativas y estrategias para revertir esta situación que se ensaña especialmente con autoras mujeres, personas de color y miembros de la comunidad LGBTQ+. El mundo editorial también decidió responder al embate: el gigante Penguin Random House lanzó el premio a la Libertad de Expresión, un galardón de 10 mil dólares de la editorial que invita a estudiantes de nivel secundario a escribir sobre aquel libro prohibido que cambió sus vidas. Las creadoras del documental se sumaron: como gesto reparatorio, los productores repartieron entre los niños y adolescentes entrevistados al terminar de filmar el corto.
La figura de Juana de Arco, la guerrera que lideró las tropas de Carlos VII en la llamada Guerra de los Cien años que enfrentó a Francia con Inglaterra, reaparece en estos días en una biografía titulada con su nombre donde la escritora Katherine J. Chen desmonta la estampa de doncella atractiva y grácil que cristalizó el imaginario popular para retratarla como una mujer corpulenta y poco agraciada que se empoderó como guerrera por venganza.
Decenas de obras se han escrito exaltando la leyenda de la joven que murió quemada en 1431 y que fue inmortalizada como la Doncella de Orleans, en sintonía con relatos donde irrumpía casi como una divinidad que recibía órdenes divinas, animaba a los soldados a confesar sus pecados y lideraba combates sin mancharse la ropa de barro y sangre.
"Juana de Arco", una biografía que acabar de editar en español el sello Destino tras ser elogiada en su versión anglosajona por escritoras como Hilary Mantel o Margaret Atwood, retoma con mirada renovada y des-romantizada la historia de la campesina medieval que llega a ganarse la confianza de la monarquía francesa y libra decenas de batallas hasta que es apresada por los ingleses y quemada en Ruan, nada menos que tres veces para no dejar rastro de su cuerpo, el 30 de mayo de 1431.
Para Katherine J. Chen, autora de este nuevo texto, Juana de Arco no fue una delicada heroína sino una osada guerrera. Así lo definió la escritora en una entrevista reciente con el diario español El Mundo, donde describió: "Ella no fue una santa, fue una soldado. Ganó batallas imposibles. Para acabar pasando en la cárcel gran tiempo de su corta vida y arder finalmente en la hoguera. Cuando leemos las transcripciones de su juicio parece imposible la elocuencia que muestra una persona tan joven rodeada de enemigos".
El libro, que causó revuelo hace unas semanas por su portada diseñada con Inteligencia Artificial -un motivo por el que algunas librerías españolas decidieron retirarla de la venta- está planteado como una novela histórica que consagra a una Juana de Arco terrenal y falible que duda de su fe pero se ve empujada a actuar por los acontecimientos que le toca vivir: una mujer poco agraciada estéticamente y con una clara conciencia de su contexto social e histórico.
El texto, que retoma el registro de otras novelas históricas actuales de escritoras como Maggie O'Farrell o Hilary Mantel, está escrito en presente y con una fuerte dedicación a los detalles que rodean al personaje Para Chen, el objetivo era bajarla del pedestal en el que la historia le ha colocado. "Quería mostrar su naturaleza adolescente, su naturaleza rebelde", indicó.
La autora es hija de una inmigrante china nacida en Shanghái que llegó a Estados Unidos en 1989 sin conocer el idioma pero tratando de escapar de la pobreza. "La pobreza ha sido una fuerza impulsora en mi literatura", aseguraba en una charla reciente en la Universidad de Brown, donde actualmente trabaja en su doctorado.
En este nuevo abordaje, la Juana de Arco de Chen irrumpe como una mujer movida por el deseo de venganza contra los que quemaron su aldea, y violaron y condujeron a la muerte a su hermana, que recita de memoria la lista de los que ella considera responsable y quiere eliminar: "Juan de Lancaster, duque de Bedford, regente de Inglaterra; Felipe, duque de Borgoña; Enrique VI, futuro rey de Inglaterra. Soy Juana, voy a por vosotros", dice la novela.
Según este nuevo relato, la guerrera es pobre, analfabeta y crece escapando del maltrato físico de su padre. A partir de un elemento histórico, los intentos que hizo por aprender a escribir su nombre durante su tiempo en prisión mientras duraba el juicio que la condenó a la hoguera, Chen introduce un elemento fundamental en el tiempo en que Juana vivió: las primeras bibliotecas medievales en lengua romance, donde a partir de una escena inventada mientras está en la corte del rey Carlos VII, accede a algunos libros que son descritos como obras de arte.
La constante actualización del ya vasto corpus de biografías y ensayos sobre la figura del escritor argentino Julio Cortázar muestra la importancia y vigencia del autor de "Todos los fuegos el fuego" y "Último Round", permitiendo descubrir nuevas perspectivas que a cuarenta años de su muerte lo transforman en un clásico.
Julio Florencio Cortázar nació el 26 de agosto de 1914 en Ixelles, un municipio al sur de Bruselas, Bélgica. Fue hijo de los argentinos María Herminia Descotte y Julio José Cortázar, quien cuando nace el escritor realizaba tareas diplomáticas en ese país. Su infancia se vio marcada por los vaivenes de la Primera Guerra Mundial y durante ese período turbulento la familia logró refugiarse primero en Suiza y luego en Barcelona, antes de regresar a la Argentina cuando Julio tenía apenas cuatro años. Estas experiencias tempranas moldearon no solo sus visiones del mundo sino también su obra literaria. "Julio Cortázar, una biografía revisada", una obra de Miguel Herráez publicada en 2011, ofrece una exploración completa y detallada de toda esta primera fascinante etapa de la vida del escritor.
El autor de "Rayuela" pasó el resto de su infancia en Banfield, en el Gran Buenos Aires, junto a su madre, su hermana Ofelia y una tía. Aunque en varias ocasiones describió su infancia como brumosa, y con un sentido del tiempo y del espacio diferente a los de los demás, fue por entonces que descubrió y empezó a desarrollar su amor por la lectura y la escritura. A los nueve años ya había leído a escritores de la talla de Julio Verne, Victor Hugo y Edgar Allan Poe, lo que marcó el comienzo de su profundo compromiso con la literatura. Es Jorge DesChamps quien en "Julio Cortázar en Banfield: infancia y adolescencia" se detiene en los momentos precisos de la infancia y adolescencia de Cortázar.
Después de completar sus estudios primarios y secundarios, el narrador se formó como maestro normal en 1932 y luego, en 1935, como profesor en Letras en la Escuela Normal de Profesores Mariano Acosta. Durante este tiempo, también comenzó a frecuentar los estadios para ver boxeo, una experiencia que influiría en su filosofía personal sobre este deporte.
Posteriormente, inició estudios de Filosofía en la Universidad de Buenos Aires, pero pronto las carencias económicas, la necesidad de ayudar a su madre lo hicieron dejar los estudios formales y fue así que se dedicó a dictar clases en diferentes ciudades argentinas. En este segmento de su vida se basa el libro "El joven Cortázar" de Nicolás Cócaro, Cecilia Noriega y Pío Clementi, donde los autores ofrecen una mirada detallada y perspicaz sobre estos primeros pasos del autor, así como sobre las influencias que marcaron su desarrollo intelectual y creativo.
Entre 1939 y 1944, Cortázar vivió en Chivilcoy, donde se desempeñó como profesor de literatura en la Escuela Normal y se sumergió profundamente en el mundo de la escritura. Durante este período, tuvo la oportunidad de participar en la elaboración del guión de la película "La sombra del pasado", una experiencia que le permitió explorar su creatividad de una manera diferente, en otros formatos y ampliar sus horizontes artísticos. Precisamente, "Cortázar en Chivilcoy", del periodista Gaspar Astarita, permite adentrarse en su estadía en Chivilcoy mediante un retrato detallado y vívido del escritor durante los años en los que ejerció la docencia en esta ciudad. El libro brinda una visión única de su proceso creativo y su interacción con el entorno.
Las "Cartas" de Cortázar, publicadas en cinco tomos y escritas a partir de 1937, son también una fuente fundamental para comprender tanto su vida como su obra, en tanto proporcionan una mirada íntima y personal del autor, revelando sus pensamientos, inquietudes y pasiones a lo largo de los años.
En 1944, el escritor decidió trasladarse a la ciudad de Mendoza, donde comenzó a impartir cursos de literatura francesa en la Universidad Nacional de Cuyo. Durante esta etapa, también inició su colaboración en la prestigiosa revista Sur, fundada en 1931 y dirigida por Victoria Ocampo, lo que contribuyó a consolidar su reputación como uno de los escritores más talentosos de su generación.
En "Cortázar en Mendoza", Jaime Correas detiene el foco en la etapa docente del autor de "Bestiario" con una perspectiva detallada y enriquecedora de los años que pasó en esa provincia, proporcionando un contexto invaluable para comprender su desarrollo intelectual y artístico durante ese período.
En 1948 obtuvo el título de traductor público de inglés y francés, lo que marcó un hito importante en su carrera. Comenzó a trabajar en una serie de traducciones destacadas, incluida la obra completa de Edgar Allan Poe. Este trabajo lo llevó a establecerse en París, donde en 1953 contrajo matrimonio con Aurora Bernárdez y participó activamente en la rica y sofisticada vida cultural de la ciudad. Mario Goloboff fue quien en "Julio Cortázar: La biografía" retrata ese momento con una mirada profunda, empática y comprensiva del narrador, proporcionando valiosos detalles sobre su vida personal, sus relaciones y su impacto en el mundo literario.
Durante su residencia en París, Cortázar forjó amistades entrañables con diversos escritores y artistas, entre ellos José Lezama Lima, Octavio Paz, Pablo Neruda y Carlos Fuentes. Su círculo cercano también incluía a la escritora argentina Graciela Maturo, con quien mantuvo una vasta correspondencia y compartió ideas sobre literatura y poesía. El conocido libro del escritor chileno José Donoso "Historia personal del boom", publicado en 1999, ofrece una perspectiva valiosa sobre el fenómeno del boom literario latinoamericano, del cual Cortázar fue una figura destacada. Otra obra fundamental para explorar esta faceta es "Julio Cortázar: una búsqueda mítica" de Saúl Sosnowski, publicado en 1973, donde desde una perspectiva crítica y analítica, se destaca al narrador como pieza fundamental de la literatura latinoamericana del siglo XX y como uno de los grandes cultores de nuevas corrientes literarias de origen latinoamericano.
En 1967, Cortázar dio un giro en su vida personal al separarse de Aurora Bernárdez y unirse a Ugné Karvelis, una mujer lituana con quien compartió no solo su pasión por la literatura, sino también su compromiso político. Esta relación marcó un período de intensa actividad creativa y compromiso ideológico para el escritor argentino.
Posteriormente, estableció una relación con la escritora estadounidense Carol Dunlop, con quien compartió numerosos viajes y experiencias. Juntos desarrollaron un proyecto notable: la escritura del libro "Los autonautas de la cosmopista", una crónica de sus viajes por la autopista París-Marsella, que da cuenta de la profunda conexión entre Cortázar y Dunlop, así como su espíritu aventurero y su amor por la exploración del mundo.
En "Conversaciones con Julio Cortázar" de Ernesto González Bermejo, publicado en 1978, queda registrada esta fase de la vida de Cortázar y además se presenta una mirada particular sobre la relación del escritor con sus compañeras amorosas. En entrevistas y diálogos relevadores se van colando los rasgos más importantes del pensamiento y la personalidad del autor.
Además, el libro "Cortázar, de cronopios y compromisos" de Enzo Maqueira, publicado en 2002, proporciona datos biográficos y reflexiones sobre la vida y obra de Cortázar, incluyendo sus relaciones personales y su compromiso con diversas causas sociales y políticas.
Los últimos años del escritor fueron los de la lucha contra la enfermedad física y la depresión. Su muerte ocurrida el 12 de febrero de 1984 a causa de una leucemia -en fecha muy cercana a la muerte de su pareja- arrojó varias hipótesis sobre la enfermedad que originó el final. Una de las teorías sugiere que Cortázar pudo haber sido afectado por el virus del VIH a través de transfusiones de sangre contaminada durante una hemorragia gástrica que sufre en 1981. Según esta línea de pensamiento, la adquisición de sangre africana por parte del Ministerio de Sanidad francés, sin conocerse que parte de ella estaba infectada con virus, pudo haber llevado a la trágica situación. Esta hipótesis, respaldada por algunos investigadores, destaca el contexto de la época en la que esa patología, además de la estigmatización con la que cargaba, carecía de información consensuada y probada científicamente.
La teoría sobre la posible relación de Julio Cortázar con el VIH y su impacto en la vida y muerte de su pareja, Carol Dunlop, ha sido objeto de intenso debate y especulación. Aunque Dunlop falleció debido a una enfermedad que afecta el sistema inmunológico, algunos argumentan que la rapidez y la naturaleza fulminante de su muerte sugieren una posible conexión con el desarrollo del VIH en momentos en que se carecía de tratamiento eficaz. Sin embargo, esta teoría es controvertida debido a la falta de casos documentados que demuestren que una persona asintomática pueda morir de Sida en un período tan corto de tiempo.
Por otro lado, la versión oficial respaldada por Aurora Bernárdez y otros allegados a Cortázar sostiene que el escritor murió a causa de una leucemia. Aunque esta explicación es sostenida por algunos biógrafos, autores como Cristina Peri Rossi y el crítico español Rafael Conte, defienden la teoría de que el escritor falleció a causa de la enfermedad metáfora del siglo XX, el Sida.
El debate sobre las verdaderas causas de la muerte del escritor continúa abierto, dejando un legado de misterio en torno a uno de los más grandes escritores del siglo XX. Dos días después de su fallecimiento, fue enterrado en el cementerio de Montparnasse, en París, junto a Carol Dunlop. Su tumba, diseñada por sus amigos Julio Silva y Luis Tomasello, se convirtió en un lugar de peregrinación para sus admiradores, quienes continúan honrando su memoria y su legado literario.
Desde París, el 20 de febrero de 1984, Osvaldo Soriano describe el velatorio de Cortázar como un evento cargado de simbolismo y dolor. La escena refleja la sensación de pérdida no solo de un gran escritor, sino también de un exiliado que luchó por la libertad y la justicia. Hoy, 40 años después de su muerte, recordamos a Cortázar como un visionario literario, cuya influencia perdura en nuestras vidas y cuya obra continúa inspirando a generaciones futuras. Su legado nos recuerda la importancia de la imaginación y la creatividad en el mundo moderno, y su voz sigue resonando en cada página de sus libros y en cada experiencia de lectura de sus seguidores.
Inspirados en los ecos de la pandemia de covid que en 2020 obligó a la humanidad al encierro, la escritora Margaret Atwood y el editor Douglas Preston propiciaron la escritura de la novela colaborativa "Catorce días", de la que participan con sus relatos 36 escritores, entre ellos el best-seller Jhon Grisham, que dan rienda suelta a historias sentimentales y de humor negro de los que no escapan la pérdida y la muerte.
La historia tiene como protagonistas a los habitantes de Fernsby Arms -un edificio de departamentos de Manhattan- que comienzan a reunirse en el techo del lugar en los primeros días de la pandemia, para matar el tiempo que parece transcurrir lentamente ante la alteración de las rutinas cotidianas a partir del avance del virus que empujó al encierro colectivo en ciudades de todo el mundo.
Siguiendo el ejemplo del "Decamerón" de Boccaccio, donde un grupo de fugitivos huye de la peste negra, en pleno siglo XIV, las historias de esta obra transitan por situaciones de muerte, separación, y la pérdida, así como por la diversión y el entretenimiento, para burlar el acecho de la muerte.
Y si bien la estructura del "Decamerón" inspiró esta obra, la situación que se plantea es bien distinta. Los narradores de Boccaccio habían escapado al campo; aquí, los directores están atrapados en una ciudad de la que los ricos y privilegiados han huido rápidamente, y en cuyas calles y avenidas el creciente ruido de la humanidad ha sido reemplazado por el aullido de las sirenas que llevan a los enfermos y moribundos a los hospitales que se llenan rápidamente, señala el prólogo de esta novela de la Authors Guild Foundation, consigna The Guardian.
Para la concreción de la obra, Atwood y Preston convocaron a 36 escritores que incluyen a John Grisham, Meg Wolitzer , Dave Eggers y Celeste Ng, aunque también los propios compiladores participan. Al final del libro, una lista dará cuenta de quién escribió cada parte de la obra.
Al principio, de la obra editada por Chatto & Windus, los residentes reposan en el techo del edificio para participar del ritual nocturno de golpear ollas y sartenes para demostrar su apoyo a los servicios de emergencia y a los profesionales de la salud; luego traen sillas y aperitivos y uno de ellos, “Eurovisión”, un hombre gay devastado por la soledad, instala un salón informal. El precio de la entrada a ese salón es una historia que se graba subrepticiamente en su teléfono y luego la transcribe en su gran libro.
La implacable tristeza y precariedad de los primeros meses de 2020 atraviesa los relatos. Así la superintendente del edificio, una joven exasperantemente incapaz de establecer contacto con el asilo de su anciano padre, controla diariamente el vertiginoso aumento de los casos y muertes de Covid en Nueva York, anotándolos en las páginas en blanco sobrantes del vasto libro de contabilidad que dejó su predecesor.
También en sus notas hay detalles de los habitantes del edificio, sus apodos – “Florida”, “Hello Kitty”, “Vinegar”, “Amnesia” registrados junto con una guía de sus historias, debilidades y rencores intratables entre sí.
Las narrativas de fantasmas compiten con cuentos de amor perdido, las historias de perros peludos con lo cotidiano, el humor negro con lo dulce y sentimental; y cada una de las historias de los residentes revela, algo sobre ellos mismos.
De esta manera, el libro se convierte en una especie de rompecabezas, que recuerda a la novela sobre la vida en un apartamento, "La vida instrucciones de uso", de Georges Perec , aunque en una vena algo menos experimental.
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