Jueves, 28 Marzo 2024

La invención de un enemigo imaginario

Publicado el Sábado, 02 Diciembre 2017 13:08 Escrito por
Los enemigos del Estado argentino. Los mapuches, las balas que impactan por la espalda, la Resistencia Ancestral Mapuche y el comando venezolano-iraní adiestrado por cubano. Macri, Bullrich y Garavano explican lo que quieren y cómo. Pasen y lean. En su primer discurso sobre el estado de la Unión, George W. Bush lanzó su mayor creación discursiva: el “eje del mal” (Irán, Irak y Corea del Norte, que traía a la memoria el antiguo eje Berlín-Roma-Tokio). La asombrosa alianza entre dos estados que se detestaban, como Irak e Irán, y un país sin gran relevancia en la región como Corea del Norte, le permitió disponer de un enemigo tan imaginario como poderoso, a la escala del terror y la perplejidad que había generado el atentado a las Torres Gemelas. Al año siguiente, EEUU invadió Irak en busca de armas de destrucción masiva que nunca encontró y libró al mundo del mal absoluto de aquella época- Sadam Husein, jefe de un estado laico reconocido por la ONU-, reemplazado luego en maldad global por ISIS, una organización armada islámica que controla parte del territorio iraquí y sirio. En febrero del 2015, un mes después de la muerte del fiscal Nisman, Eduardo van Der Kooy escribió en Clarín: “En ámbitos de inteligencia, policiales y diplomáticos otra especulación parece tomar cuerpo. ¿Cuál sería? La de que un comando venezolano-iraní (con adiestramiento cubano) podría haberse cobrado la vida del fiscal” . Nacía así el famoso comando venezolano-iraní, un prodigio del espionaje internacional digno del gran John Le Carré. A fines del 2016, casi un año después de que Milagro Sala fuera encarcelada sin condena por incitación al acampe, Mauricio Macri opinó durante una entrevista que Sala “creó un Estado paralelo y (…) una organización armada que ha sido muy peligrosa para la vida de todo el norte argentino". Ninguno de los periodistas serios presentes se asombró de esa extraña organización armada sin armas ni milicianos, y que pese a haber asolado el norte argentino no registraba enfrentamiento alguno. No descarto que haya sido por miedo a los poderes telepáticos de su líder, capaz de arrojar huevos a distancia. Apenas desapareció Santiago Maldonado durante un operativo de Gendarmería, el gobierno y nuestros periodistas independientes (que llegan a las mismas conclusiones que el gobierno, pero de forma independiente) nos alertaron sobre la hasta ese momento ignota guerrilla mapuche-iraní de la RAM, que contaría con el apoyo de terroristas kurdos, de las FARC, ETA, el Reino Unido e incluso la Universidad de las Madres. La ministra Bullrich, a la par que afirmó apoyar el accionar de los gendarmes, se comprometió a impedir la inminente creación de un territorio mapuche autónomo. Luego de la muerte de Rafael Nahuel, abatido de un balazo en la espalda durante un operativo de Prefectura, la ministra Bullrich volvió a apoyar el accionar de las fuerzas de Seguridad, esta vez junto al ministro Garavano, y lanzó una opinión asombrosa aún para los estándares generosos de Cambiemos: “el juez necesitará elementos probatorios, nosotros no (…) Nosotros no tenemos que probar lo que hacen las fuerzas de seguridad”. Por si no quedara claro, la vicepresidenta Michetti explicó con su verba enmarañada que “el beneficio de la duda lo deben tener siempre las fuerzas de seguridad que ejercen el monopolio de la fuerza que tiene que ejercer el Estado”. Ambas recibieron el apoyo del presidente quién pidió “un cambio cultural” sobre las fuerzas de seguridad y propuso “volver a la época en la que dar la voz de alto significaba que había que entregarse". El supuesto agresor estaba desarmado y de espaldas, pero varios medios serios mencionaron que él y las otras víctimas habrían blandido “lanzas, boleadoras, hachas y lanzado piedras e incluso gritos de guerra”. Aunque ni él ni Santiago Maldonado formaban parte de la vaporosa RAM, ese arsenal escalofriante, comparable a los serruchos oxidados y rollos de alambre descubiertos en otros allanamientos- llevó a varios analistas serios a comparar a la fantasmagórica RAM con ISIS. Como los civiles iraquíes que se transforman en terroristas apenas son abatidos por los soldados norteamericanos, los jóvenes muertos durante un operativo de nuestras fuerzas de seguridad se transforman en guerrilleros de la RAM. Puede asombrar la velocidad a la cual el oficialismo y sus entusiastas pasaron de aceptar la prisión preventiva de opositores a tolerar una muerte dudosa y de ahí a aplaudir un tiro por la espalda, pero es que ya no se trata de justificar excesos sino de que dejen de serlo. Como lo prueba el eje del mal, el comando venezolano-iraní o el ejército imaginario de Milagro Sala, poco importa lo verosímil. Alcanza con una campaña abrumadora que repita hasta el hartazgo que un enemigo poderoso nos acecha y que la única forma de protegernos es sacarle los controles institucionales a las fuerzas de seguridad, esperando poder hacer lo mismo con las FFAA. Sin dar la impresión de comprender la gravedad de su decisión, el gobierno acaba de abrir la temporada de caza.
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