La disparada de los precios influida por la guerra, que incluso proyecta una perspectiva de desabastecimiento de bienes y servicios esenciales, termina de configurar que el arreglo con el FMI es una fantasía a revisar más tarde o más temprano.
Si el Senado no produce una sorpresa mayúscula, en la madrugada del viernes pasado debió comenzar a despejarse el camino para marchar a efectividades conducentes y no hacia un limbo interminable. Pero, en lugar de eso, pareciera irse en dirección exactamente contraria a partir del lamentable espectáculo desde la interna del Frente de Todos.
La creciente polarización electoral entre el oficialismo y la oposición en la provincia de San Luis, o sea, entre el Frente de Unidad Justicialista y la alianza San Luis Unidos concretamente, preocupa no sólo a éstos contrincantes y aliados, de uno y otro bando, también le quita el sueño a los sectores, agrupaciones y partidos políticos tradicionalmente oportunistas y oscilantes entre ambos. Y aquellos que consecuentemente no apoyan ni a uno ni a otro, como la Izquierda, no generan la suficiente expectativa de un proyecto político viable en lo inmediato. Los independientes suelen jugar de local, pero a nivel provincial se definen por la polarización.
Hace unos días conversaba con una compañera militante del movimiento feminista de Villa Mercedes. Me contaba cómo, desde su punto de vista, la iniciativa que había tenido la colectiva villamercedina hace años se perdió notablemente. En contrapartida, la –inicialmente- apática capital provincial hoy se muestra más organizada, más contundente, con mayor representación y protagonismo.
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