El mítico grupo de cumbia santafesina Los Palmeras sumó el aporte del trapero Neo Pistea en su nueva canción titulada como “Macumbia” y que será parte de un disco de canciones inéditas que será lanzado junto a otro de reversiones para celebrar una trayectoria de cincuenta años y cincuenta discos.
Estrenada junto a un video oficial protagonizado por la panelista televisiva Alejandra Maglietti y el cómico Pichu Straneo, Los Palmeras y Neo Pistea sellan una alianza que promueve el acercamiento desprejuiciado entre ambas generaciones.
Con 27 años, el artista urbano es uno de los pioneros de la escena del trap desde que aquellas incursiones con giras nacionales junto a YSY A y Duki (el llamado grupo “Modo Diablo”), aporta su flow urbano con una parte del estribillo de la icónica canción “El Embrujo”, que sintoniza a la perfección con la temática de este nuevo single de Los Palmeras.
Después de un flechazo a primera vista, el humorista uruguayo acude a una bruja para deshacer el hechizo de la modelo y es diagnosticado con “Macumbia”, en un video que se presenta como una producción sin precedentes para el género tropical.
El mundo mágico que tuvo su inicio cinematográfico hace poco más de dos décadas con el lanzamiento de la primera cinta adaptada de la saga de novelas de "Harry Potter" continúa en expansión con la llegada de "Animales fantásticos: Los secretos de Dumbledore", la tercera entrega de esa serie de precuelas que estrenará este jueves en salas locales.
Dirigida por David Yates -quien también realizó las últimas cuatro películas sobre el hechicero adolescente que cautivó a las juventudes de su época-, la cinta propone un cierre al relato protagonizado por Newt Scamander (el ganador del Oscar Eddie Redmayne), un magizoólogo de la década del 20 que se ve envuelto en el combate contra el villano de la saga, el malvado Gellert Grindelwald.
El antagonista, interpretado en los dos primeros filmes de "Animales fantásticos" (2016 y 2018) por Johnny Depp, esta vez está a cargo del danés Mads Mikkelsen, luego de que su antecesor debiera abandonar el proyecto de Warner Bros. debido a sus conflictos legales con su expareja, Amber Heard, por acusaciones de violencia doméstica.
La sexta y última temporada de "Better Call Saul", el spin-off/precuela de "Breaking Bad" y una de las mejores series de los últimos años, llegará el martes a Netflix para comenzar a cerrar el proceso de metamorfosis del abogado criminal de poca monta Jimmy McGill en el carismático y extravagante Saul Goodman.
Según han comentado en varias ocasiones los creadores de ambas series, Vince Gilligan y Peter Gould, "Better…" nació casi como una broma; como una suma de esas ideas que surgen como torbellino en la sala de guionistas y que como no funcionarían para "Breaking Bad" pudieron haber tenido destino de tacho de basura.
Sin embargo, la historia protagonizada por Bob Odenkirk encontró su lugar -empujada por el furor que ocasionó la serie original en sus temporadas finales- no solo al ampliar el universo narrativo conocido sino iluminando zonas inexploradas, creando algo nuevo.
Ambientada en la primera mitad de los 2000 en Albuquerque, Nuevo México, "Better Call Saul" toca la fibra nostálgica por la serie original, con sus paisajes desérticos, grandes planos abiertos, sol inmisericorde y, por supuesto, los siempre presentes narcos latinos.
Allí, claro, está el nacimiento del imperio de Gus Fring (Giancarlo Esposito), su fachada en la forma de la casa de comida rápida Los Pollos Hermanos y su disputa con los Salamanca, así como el impasible investigador privado/matón Mike Ehrmantraut (Jonathan Banks), para conectar tramas entre precuela y serie original, y atraer a los fans de las narco-ficciones y la acción.
También se confirmó que Walter White y Jesse Pinkman (Bryan Cranston y Aaron Paul) harán un cameo para terminar de ligar ambos programas.
Pero es cuando más se aleja de la subtrama de la droga cuando "Better…" se vuelve más atractiva. El estilo narrativo de Gilligan, tal como ocurría con White y Pinkman en "Breaking Bad", está al servicio de contar un viaje personal.
De cocción lenta y a menudo deliciosamente contemplativa, con largas secuencias sin diálogo más cargadas de significado que cualquier frase, la serie invita a acompañar al antihéroe McGill en la búsqueda de sí mismo.
"¿Se puede ir en contra de la propia naturaleza?", parecen preguntarse Gilligan y Gould ante cada encrucijada moral, y la respuesta siempre es negativa.
Walter White era un pisoteado profesor de química de secundario que encuentra su verdadero yo al fabricar y traficar metanfetamina. De manera análoga, McGill intentó "portarse bien" en el transcurso de las temporadas, ser un abogado que juega con las reglas y hacerse de un lugar en el mundo corporativo. Pero la tentación de hacerlo "a su manera" siempre es más fuerte y su arco argumental, ya se sabe, lo llevará a abrazar ese costado resbaloso de su persona para encarnar definitivamente a Saul Goodman.
Esta temporada final corrió riesgos de no llegar a materializarse; primero por el cierre de los rodajes en todo el mundo por la pandemia, pero especialmente por el ataque al corazón que su protagonista sufrió en julio de 2021 en plena grabación en el set de Nuevo México.
"Rodamos la mitad de la escena, luego me morí y luego, cinco semanas después, rodamos la otra mitad de la escena. Y tuve que revisarlo porque no tengo ningún recuerdo de ese día ni de los ocho siguientes", recordó entonces Odenkirk en una entrevista televisiva en el late show "Jimmy Kimmel Live".
El actor se recuperó, y la escena podrá verse en la segunda mitad de la temporada, aunque Gilligan y Gould avisaron que nadie lo notará: "No habíamos llegado hasta el final. Habíamos recorrido las cuatro quintas partes, así que cuando se recuperó, tuvimos que terminar de filmar la escena. Todo nuestro increíble equipo, maquillaje, vestuario, cabello, director de fotografía, todos tenían que asegurarse de que se viera exactamente como el material que filmamos anteriormente, de modo que cuando se corta uno no puede saber qué es lo nuevo y qué es lo viejo", aseguró Gilligan en declaraciones al sitio especializado Deadline.
"Puedo decir que en esta temporada verás tomas de Bob antes y después, y nunca lo sabrás", sumó Gould.
Los 13 capítulos de la nueva temporada -siguiendo el cronograma de su emisión en el canal AMC en Estados Unidos, siete hasta finales de mayo y los últimos seis tras una pausa desde julio-, revelarán los últimos pasos de la transformación de Jimmy McGill, así como la suerte de otros personajes que no llegarán a formar parte de "Breaking Bad".
Su novia, la abogada Kim Wexler (Rhea Seehorn); el arrogante abogado Howard Hamlin (Patrick Fabian), el dealer Nacho Varga (Michael Mando) y el narcotraficante Lalo Salamanca (Tony Dalton), nunca aparecieron en la serie original, y quedará por verse si su destino es fatal o si su sendero simplemente conduzca a otra parte.
Una vez cerrado el ciclo, ¿qué sigue? Gould y Gilligan admiten que el universo "Breaking Bad" puede dar para más, como lo demostraron con "El Camino: Una película de Breaking Bad" en 2019, pero sus planes en lo inmediato van en otra dirección.
"Amo a estos personajes, amo este mundo. Quizás algún día, pero personalmente me tomaré un pequeño descanso de ese mundo e intentaré algo diferente, solo para demostrar que puedo", dijo Gould, y Gilligan apoyó: "Quedan historias para contar, pero no se trata de demostrar algo al mundo, se trata de demostrar algo a uno mismo".
El músico y compositor uruguayo Rubén Rada, que se sostiene como una de las figuras más prolíficas de la escena rioplatense, iniciará el 6 de mayo en Buenos Aires una serie de cinco recitales por ciudades argentinas donde abordará el ecléctico repertorio que a fines de 2021 lo llevó por primera vez a Japón, donde ofreció 15 conciertos.
“Estando y tocando en Japón pude confirmar que no hay sitio donde haga falta decir que tocás música latina porque la música latina se comió el mundo”, asegura Rada durante una distendida entrevista con Télam.
En esa cuerda y con su habitual sentido del humor, el artista que antes de su imponente trayectoria solista integró legendarios grupos como Los Hot Blowers, El Kinto, Totem, Opa y La Banda, apunta que “a ‘Despacito’ hasta la hacen los hindúes con la cítara. Y clubes de tango y salsa hay en todas partes del planeta”.
Sentado en la amplia cocina del primer piso de la productora local encargada de las presentaciones que entre el 6 y el 13 de mayo lo tendrán en escenarios de Buenos Aires, La Plata, Mar del Plata, Córdoba y Rosario, Rada repasa las vivencias recogidas en Japón (país al que viajó en el marco de la celebración por el centenario de las relaciones diplomáticas con Uruguay) y su gozoso impulso por hacer música.
“Yo le meto por todos lados. Tengo 78 años y pienso que mañana me voy a ir entonces les dejo música. Grabo, grabo, me voy y quedarán como cinco discos míos por salir. El Negro está apurado”, dice a la vez que expande la sonrisa.
Y repasa los álbumes en ciernes: “LuJuMa” (título que recoge las primeras sílabas de los nombres de sus tres descendencias: Lucila, Julieta y Matías) con canciones en español, inglés y portugués; y el segundo volumen de “Richie Silver” (seudónimo que usaba en los tiempos de Los Hot Blowers) para el que, anuncia, “acabo de grabar un blues con Mollo y le pasé un tema a Ciro”.
Pero, además, y porque lleva a los hechos la sentencia “amo la música y necesito cantar y producir”, agrega: “Estoy haciendo un disco de cumbia con canciones mías que se va a llamar ‘Ritmoteca’. Aunque nunca había grabado cumbia, amo a los Wawancó y a la cumbia colombiana y me gusta sostener esa guardia vieja de la cumbia con tambores”.
En esa nómina febril y placentera a la vez, el que asoma como su proyecto más ambicioso es “Candombe con la ayudita de mis amigos”, un proyecto del que en febrero pasado se conoció la versión de “11 y 6” junto a su autor, Fito Páez.
La placa incluye, también, a Pablo Milanés (en “El breve espacio en que no estás”), Coti Sorokin (en “Nada fue un error”), Fernando Cabrera (en “El tiempo está después”) y otras reconocidas figuras como Julia Zenko, Adriana Varela y Sebastián Teysera de La Vela Puerca.
El repertorio con piezas en francés, italiano, inglés y portugués, incluye tres obras propias: “Candombe para Figari” (dedicado al gran artista plástico uruguayo) y los más nuevos “El loco del tambor” y “Qué tren”, conformando una propuesta que, asegura, “es mi aporte para que el candombe llegue a todo el mundo porque antes que músico soy uruguayo”.
Algo de ese cancionero y sus ilustres colaboraciones estarán presentes en los shows argentinos que el autor de “Rock de la calle”, “Blumana” y "Candombe para Gardel”, por citar apenas tres de sus más populares composiciones, dará a partir del viernes 6 de mayo en el porteño Teatro Ópera.
El tour continuará el sábado 7 en el Teatro Municipal Coliseo Podestá de La Plata y el domingo 8 en el Radio City de Mar del Plata. Las últimas dos noches de la recorrida denominada “A la vuelta de Japón”, será el jueves 12 en el Quality Espacio de Córdoba y el viernes 13 en el Teatro La Comedia de Rosario.
En medio de esa recorrida, Rada volverá a su país para, adelanta, “un concierto grande en el Sodre donde cambiaré algunas canciones porque en Montevideo tocás cinco candombes y listo, pero acá la gente pide otras cosas”.
Télam: ¿Los recitales en Argentina recogerán esa suerte de balance de tu historia que llevaste a Japón?
Rubén Rada: Sí. Acá también voy a tocar de todo porque por suerte tengo mucha música hecha y la disfruto sin importar los géneros y los estilos.
T: ¿Cómo fue la experiencia japonesa para vos?
RR: Muy buena en todo sentido. Hice temas de Totem, de El Kinto, lentos, candombe, salsa, jazz, toqué de todo. Un espectáculo completo. llevando Latinoamérica a Japón, salvo la cumbia y más que nada con candombe. Poder tocar toda esa locura que toco en teatros con aforos para 1.200 personas que disfrutaron mucho y terminaron bailando, fue impactante.
T: ¿Qué es lo que más te llamó la atención?
RR: Antes de llegar a Japón hicimos, de pasada, cuatro recitales en España, en las ciudades de Madrid, Barcelona, Málaga y Valencia, que son lugares donde todos te entienden y de pronto, tras pasar unos días aislados por la cuarentena, salía al escenario y decía algo y era como si hablara solo. Pero entre las pantallas que traducían y sumaban imágenes y la música, que es el mejor idioma de todos, se armó algo lindo y grande.
T: ¿Cómo te ubicás en la música de hoy?
RR: Por cómo está el mundo, con guerras, hambrunas, violencia y contaminación, habría que cantar puñaladas todo el día. Pero yo sigo adelante y tengo cantidad de amigos para hacer proyectos, lo que indica que siempre fui un tipo coherente que nunca le faltó el respeto a nadie.
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