Francisco Abel Furlán se convirtió a sus 61 años en el nuevo secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM). Desbancó a Antonio Caló tras 18 años consecutivos de conducción del gremio. Cercano al kirchnerismo y con una pata en la política bonaerense, será el principal referente de uno de los sindicatos más influyentes del país.
Un documento de la Csira, organizada en el Congreso realizado en el gremio mecánico (Smata), e institucionalizada por resolución de la cartera laboral, señaló su «plena disposición de luchar y aportar a un modelo industrial, cuyo dispositivo debe conducir el Estado».
«Las complejidades de un mundo caracterizado por pandemia, guerras bélicas y comerciales constituyen el escenario de una disputa de intereses de las potencias globales, en el que la mediocridad política se pone al servicio de las corporaciones financieras y especulativas, con riesgos y consecuencias letales», advirtió.
La Confederación sostuvo que la deuda externa argentina fue contraída por Mauricio Macri y «es ilegítima, inmoral y fraudulenta, y condiciona a futuro el desarrollo», y reconoció que el debate sobre ese tema generó «divisiones en el espacio político propio, el movimiento obrero y las organizaciones sociales».
«El Gobierno tiene que enfrentar el desafío de cumplir el programa acordado con el FMI, pero también el compromiso de resolver la pobreza, el desempleo, la inflación, el deterioro del salario, la salud y los problemas habitacionales, generados por los mismos que nos endeudaron», señalaron los dirigentes.
Los gremios industriales se pronunciaron por la construcción de un sendero de estabilidad macroeconómica, previsibilidad y sustentabilidad, en el contexto de un modelo de desarrollo en el que la industria sea nervio y motor de la recuperación de los valores del trabajo como ordenador social, y expresaron que es preciso enfrentar desde la productividad, modernización y competitividad la evolución constante de las transformaciones tecnológicas que se producen en el mundo.
«Para ello, se requiere la industrialización de los recursos naturales y de las materias primas, reconvirtiéndolas en valor agregado, y el fortalecimiento del mercado interno, la ciencia y la tecnología para capacitar a técnicos, profesionales y trabajadores», afirmó el espacio gremial, que reclamó definiciones respecto de políticas de Estado a mediano y largo plazo en infraestructura, educación y salud.
También demandó «un cambio de matriz productiva sobre la base de un creciente desarrollo industrial que permita desterrar de forma definitiva la intolerable situación de pobreza y generar trabajo digno y estable para todos los hogares».
«La ruta de la seda anunciada por el Gobierno marca la confirmación del rol estratégico de la logística en los flujos comerciales del siglo XXI. El país debe reformular su interpretación territorial-marítima con las nuevas dinámicas globales. Esta nueva realidad puede ser una oportunidad para el despegue de la economía, asociándola al modelo industrial de desarrollo. Argentina tiene que integrar su navegación marítima con lo fluvial para estar logísticamente planificada», añadió.
En ese sentido, sostuvo la necesidad de armonizar los vectores logísticos ferroviario, carretero y marítimo-fluvial; subrayó que «la anexión a un nuevo esquema logístico global deberá estar asociada a una visión de industrialización para motorizar el mercado interno y las exportaciones con valor agregado» y reclamó «la transformación de un sistema financiero de base especulativa en un servicio público que fortalezca la producción y el trabajo, potenciando a las pymes».
«La Csira se pone a disposición del Gobierno para articular todos estos desafíos con las variadas actividades, porque esta etapa bisagra de la Argentina tiene que encontrarnos más unidos y organizados que nunca», concluyeron los gremios.
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