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El cáncer y las metástasis en los huesos son términos que se refieren a la propagación de células cancerosas desde su lugar de origen (tumor primario) hacia los huesos. Esta condición es grave y puede causar varios síntomas debilitantes.
¿Qué es el cáncer óseo metastásico?
El cáncer óseo metastásico ocurre cuando las células cancerosas de un tumor primario, ubicado en otra parte del cuerpo (como mama, próstata, pulmón, riñón, entre otros), se diseminan a los huesos. Esto no es lo mismo que el cáncer que se origina en los huesos (cáncer óseo primario), sino que es una complicación de un cáncer ya existente en otro órgano.
¿Cómo ocurre la metástasis ósea?
Las células cancerosas pueden desprenderse del tumor primario y viajar a través del torrente sanguíneo o el sistema linfático hasta llegar a los huesos, donde comienzan a crecer y formar nuevos tumores. Los huesos más comúnmente afectados son la columna vertebral, las costillas, la pelvis y los huesos largos de los brazos y las piernas.
Los síntomas de la metástasis en los huesos pueden variar, pero los más comunes incluyen:
Dolor óseo: Es el síntoma más frecuente y puede ser constante o empeorar con la actividad.
Fracturas: Los huesos afectados por metástasis se debilitan y son más propensos a fracturarse.
Compresión de la médula espinal: Si las metástasis ocurren en la columna vertebral, pueden presionar la médula espinal, causando dolor, debilidad o incluso parálisis.
Hipercalcemia: El cáncer óseo puede liberar calcio en la sangre, lo que puede llevar a síntomas como náuseas, confusión, fatiga y sed excesiva.
El diagnóstico de metástasis óseas se realiza mediante pruebas de imagen como radiografías, tomografías computarizadas (TC), resonancias magnéticas (RM) y gammagrafías óseas. Además, pueden realizarse análisis de sangre para detectar niveles elevados de calcio y otros marcadores.
El tratamiento de las metástasis óseas tiene como objetivo controlar el dolor, prevenir fracturas, y mejorar la calidad de vida. Puede incluir:
Terapia de radiación: Para reducir el tamaño del tumor y aliviar el dolor.
Terapias sistémicas: Como quimioterapia, terapia hormonal o inmunoterapia para tratar el cáncer subyacente.
Bifosfonatos o denosumab: Medicamentos que ayudan a fortalecer los huesos y reducir el riesgo de fracturas.
Cirugía: En algunos casos, para estabilizar huesos debilitados o fracturados.
El pronóstico de las metástasis óseas depende del tipo de cáncer primario, la extensión de la diseminación y la respuesta al tratamiento. Aunque la metástasis ósea indica un estadio avanzado de la enfermedad, los tratamientos actuales pueden ayudar a gestionar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
La escoliosis es una condición médica en la que la columna vertebral se curva de manera anormal hacia un lado, en forma de "S" o de "C". Esta curvatura puede ocurrir en cualquier parte de la columna, pero es más común en la región torácica (parte superior de la espalda) o lumbar (parte baja de la espalda).
Causas de la escoliosis
La escoliosis puede tener varias causas, y se clasifica en diferentes tipos según su origen:
Escoliosis idiopática: Es el tipo más común y su causa exacta es desconocida. Suele desarrollarse durante la infancia o adolescencia, especialmente durante los periodos de crecimiento rápido.
Escoliosis congénita: Se presenta al nacer y es el resultado de malformaciones en las vértebras durante el desarrollo fetal.
Escoliosis neuromuscular: Es causada por trastornos neuromusculares que afectan los músculos y los nervios, como la parálisis cerebral o la distrofia muscular.
Escoliosis degenerativa: Ocurre en adultos mayores debido al desgaste de las articulaciones y discos intervertebrales.
Síntomas
Los síntomas de la escoliosis varían según la gravedad de la curvatura. Los más comunes incluyen:
- Desalineación de los hombros o caderas.
- Un omóplato que sobresale más que el otro.
- Desviación de la cabeza hacia un lado.
- Dolor de espalda, en casos más severos.
- Dificultad para respirar, en curvaturas muy pronunciadas que afectan la capacidad pulmonar.
Diagnóstico y Tratamiento
La escoliosis se diagnostica mediante un examen físico y, generalmente, se confirma con radiografías que muestran el grado de curvatura de la columna.
El tratamiento depende de la severidad y la causa de la escoliosis. Puede incluir:
Observación: Para curvaturas leves, especialmente en niños en crecimiento.
Corsés ortopédicos: Para prevenir la progresión de la curvatura en adolescentes.
Fisioterapia: Para fortalecer los músculos de la espalda.
Cirugía: En casos graves, donde la curvatura es significativa y está progresando.
El manejo adecuado de la escoliosis es importante para prevenir complicaciones y mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.
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