Viste que cuando uno tiene que viajar no se pone a pensar de una qué conductor me tocará, si estará alcoholizado al momento de manejar o si tendrá la suficiente pericia como para no ir zigzagueando todo el tiempo; tampoco uno considera si funciona el aire acondicionado con estos calores o la calefacción con semejante frío...
Recuerdo ese episodio, en el que todas las lenguas se confundían y nadie entendía nada; en efecto y entre otras cosas, la cultura parece estar muy en peligro. Un artista que declara no haber llegado nadie (entiéndase 'que la defienda', si no todo lo contrario) resulta para los odiosos de siempre un contraejemplo que otro par declare que "se vayan al carajo" los que quieren arrodillarnos.
Hace unos días que dan vueltas algunos pensamientos que parecen estar fuera de contexto pero que, al final de cuentas, no resultan mejor contextualizados. Cuando éramos niños/as o adolescentes, probablemente alguna vez nos hayamos rebelado para ir a la escuela; lo que, quizá y a la postre, resultaba una suerte de ir en contra del sistema: pelo corto o recogido y cosas por el estilo.
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