Cuando estábamos en La Plata, en la fatídica U 9, prisioneros y rehenes de la dictadura militar, empezamos a recibir noticias sobre las madres de algunos compañeros militantes barriales, estudiantiles y sindicales que estaban desaparecidos; es decir, que habían sido detenidos sin que la policía, los militares y las diversas fuerzas de seguridad los reconocieran como tales. El vendepatria Videla –cabeza de la horda de asesinos que había asaltado el poder–, en un rapto de su reptilínea imaginación, farfulló que los desaparecidos estaban “paseando por Europa y hablando mal del país, es decir de ellos, los dictadores, los asesinos, los saqueadores.
Hay continuismo porque en el Partido Político gobernante, no hay renovación democrática de sus dirigentes desde la base de quienes comparten la idea del Peronismo. El Partido Justicialista se ha encerrado en sí mismo, sin participación amplia, pública, transparente y no sólo de sus afiliados, sino de la población peronista y de la población en general. Una ciudadanía y militancia que ha soportado estoicamente hasta ahora la digitación de candidatos y funcionarios para un Proyecto Político agotado, que no ofrece ningún sueño, ninguna esperanza, ningún entusiasmo de protagonismo político y social efectivo. Porque no hay un Proyecto hecho con la gente, que se traduzca en atención de las necesidades básicas y elementales de todas las familias que merecen vivir dignamente, con trabajo y estabilidad económica, y que no depende sólo de Nación, porque la Provincia también es responsable del control precios y tarifas, y de generar fuentes laborales genuinas como hacen otras provincias.
El militante nace como las flores, al sol y a la lluvia. En cualquier lugar, jardín de la casa, páramo o piedra. Espíritu siempre joven, de libertad y justicia del Pueblo que no se doblega y sigue. Duro, cortante y luminoso como el diamante. No se entrega, no transige; levantado todas las veces que cae, se dobla como la caña sin romperse, hierba perenne que crece, aún pisoteada. Auténtico abanderado de todas las luchas, merecedor sin banderas, sin reconocimiento, anónimo caminante que canta, grita, acompaña y sostiene. Recibidor de ingratitudes y traiciones, idealista al fin, por un sueño.
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