Dos talentosos, dos distintos en su ámbito. Los que tuvieron que pasar por infancias complicadas. Los que pelearon contra adversidades para llegar a la cima. Los que rompieron estereotipos. Los que enfrentaron problemas severos en su vida personal que trascendieron al ojo público. Los frontmans que llevaron a sus respectivos grupos a la gloria mundial. El pibe de Zanzíbar en Tanzania y el pelusa de Villa Fiorito en Argentina. Freddie Mercury y Diego Armando Maradona.
Uno pensaría que es muy difícil que esas dos personalidades tan particulares cruzaran caminos algún día, en algún lugar. Sin embargo, el destino hizo de las suyas y el día fue un 8 de marzo de 1981; el lugar fue el backstage del Estadio José Amalfitani. Dos íconos se encontraban. 
Queen llegaba por primera vez a la Argentina con una agenda cargada. Fueron cinco shows distribuidos entre Buenos Aires, Rosario y Mar del Plata, todos con capacidad colmada. La visita tuvo el amargo condimento de ser recibida en marco de la última dictadura militar del país y con el fogueo de la Guerra de Malvinas latente. Las fechas fueron puestas en suspenso hasta último momento, ya que el gobierno de turno no quería dar pie a una acumulación de personas en un mismo lugar que según ellos podría disparar incidentes; sin embargo, el manager de la banda, Jim Beach, pudo persuadir al General Viola y al productor nacional encargado de traer a los artistas, Alfredo Capalbo. Finalmente todos los shows trascendieron sin inconveniente alguno y con multitudes repletas de emoción por haber visto a una de los grandes fenómenos de la época en vivo a la vuelta de la esquina. La comitiva de músicos arribó a la cancha de Velez en torno a la tarde de ese día domingo. Cuando ingresaron al lugar, ya los esperaba el entonces reciente futbolista de Boca Juniors, quien si bien apenas comenzaba a explotar en tanto a su carrera profesional, su nombre ya estaba en boca de todos debido a las expectativas que generaba su debut mundialista un año más tarde en la Copa del Mundo de España 1982.
Brian May, John Deacon, Roger Taylor y el ya mencionado vocalista estrecharon manos y se abrazaron con Maradona. Ambos líderes llevaban puesta una insignia referida al país del otro: Diego tenía una remera con la Union Jack gigante (la cual representa a Gran Bretaña) y Freddie portaba la clásica casaca Le Coq que utilizaba la selección nacional de fútbol. De este cruce surgió una de las sesiones de fotos más emblemáticas de las visitas internacionales al país.
Más tarde esa jornada, el cantante exclamó ante el público argento en pleno show: "Me gustaría presentarles a un amigo suyo... Estoy seguro de que todos lo conocen... ¡Maradona!". Diego salió al escenario con una sonrisa de oreja a oreja saludando a la gente, para el delirio de todos los presentes en el estadio ubicado en Liniers. Luego tomó el micrófono y dijo: "Bueno, yo le quiero agradecer a Freddie y a los Queen por hacernos tan felices... y ahora... Otro Muerde El Polvo". El deportista introdujo al clásico del disco 'The Game', "Another One Bites The Dust".
