Viernes, 22 Noviembre 2024

La coquetería odiosa

Publicado el Sábado, 16 Marzo 2024 12:11 Escrito por

Cuando Favaloro decía que había que tomar un vasito de vino por el asunto de las coronarias, muchos interpretamos que ese 'vasito' podría ser de 500 o 1000cc; las cosas, de pronto, no siempre son buenas o malas en sí mismas si no que depende también del uso que le demos.

La coquetería, para que no resulte odiosa, bien podría responder a un sentirse mejor, verse mejor y, por qué no, hasta tener mejor aceptación; tampoco es una obligación: al final de cuentas somos como somos y no dependemos de la aprobación de nadie para resultar bien parecido.

La cosa es que por momentos la industria cosmética se ha vuelto como una necesidad medicinal, porque sentirse bien tiene mucho que ver con el jabón, la pasta dental y la crema de noche. Lo que resulta disparatado -¡cuándo no!- es cómo acceder en el actual contexto social y económico a artículos de primera necesidad; ya sé, antes era jabón blanco, pero no estamos en 'antes'; además el precio no es lo mismo que el valor.

Quizá lo más tristemente conmovedor es la carnicería que los precios hacen en función del valor, porque -que se sepa- hace un par de meses la nafta era la misma que la de ahora y, sin embargo, no cuesta lo mismo; y tal podríamos hacer una lista cuasi infinita de bienes que han sido regulados por el libre mercado, que así como se han ido a las nubes parecen haberse olvidado de volver a poner los pies sobre la faz de la tierra.

Es al revés ahora: el empleado debe rendirle pleitesía al empleador pues no quisieron interpretar que se trataba de igualdad sino de enemistad de derechos; eso siempre y cuando alguien tenga la suerte de encontrar y conservar un trabajo porque el éxodo de empresas que se avecina -botando a miles de trabajadores y sus familias a la ruina- tampoco parece alcanzarles en su afán insaciable de ganancias.

No les importa, sencillamente no les importa; y es entendible que no se trate de una institución de caridad y nadie pide que lo sea, pero vayamos sabiendo que al liberar la importación de algunos alimentos el emprendedor barrial de las pre pizzas quizá esté complicado en el futuro inmediato para venderlas porque vendrán unas de La Cochinchina a limosna; claro, pero estaban hartos de la jubilación de amas de casa, de medicamentos oncológicos y otras barbaridades por el estilo.

¡No se entiende!, no se entiende que -diciéndote en la cara que el subsidio al transporte se iba a terminar, por ejemplo- lo hayan votado igual. Es respetable y nadie tiene por qué enojarse de las decisiones ajenas; pero convengamos que de racionalidad: ¡nada! Y bueno, cada quien hace como puede que la coquetería sea odiosa; tal vez ese maquillaje hace que el sujeto se sienta empoderado sin importarle, como a ellos, arruinarse y arruinar al resto.

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