¿Alguien dijo Reprocann? ¡Ah, sí, la maraña de regulaciones y trámites que más parece una carrera de obstáculos que una vía hacia el alivio para quienes necesitan cannabis medicinal! Parece que el gobierno ha decidido jugar al escondite con las patologías habilitadas, limitando el acceso a aquellos que realmente lo necesitan.

El vocero presidencial, en su intento por brillar en la conferencia de prensa diaria, nos regala una mezcla de desinformación y sarcasmo digna de un comediante de segunda. Hablar de "productores" en lugar de "registrados" parece ser solo la punta del iceberg de esta comedia burocrática.

Y mientras tanto, el Ministerio de Salud decide que recortar personal es una genial idea. Porque, claro, ¿quién necesita eficiencia cuando puedes tener más papeleo y menos manos para hacer el trabajo? ¡Brillante!

Pero espera, que la fiesta no termina ahí. Ahora también quieren poner trabas a las ONG, como si ya no tuvieran suficiente con lidiar con la montaña rusa del Reprocann. ¿Antecedentes penales y certificados de buena conducta? ¿En serio? Porque claramente alguien que quiere ayudar a los demás necesita tener un expediente impecable, ¿no?

Y para rematar, nos recuerdan los viejos tiempos del Recann, esa joyita de la burocracia que hacía todo lo posible por cerrarle las puertas a quienes buscaban alivio. Porque, claro, ¿quién necesita derechos cuando puedes tener un laberinto de regulaciones diseñado para mantenerte alejado?

En fin, mientras tanto, los pacientes siguen esperando, las ONG siguen luchando y el gobierno sigue jugando al gato y al ratón con el cannabis medicinal. ¿El resultado? Un proceso más largo y tortuoso que una novela de Dostoievski