La difícil situación económica nacional también deja su huella en San Luis, donde cada vez más consumidores están optando por los comercios minoristas, como los almacenes de barrio, en lugar de los supermercados mayoristas. Este cambio de hábito, que refleja una estrategia de supervivencia frente a la crisis, se produce incluso en un contexto de desaceleración inflacionaria, pero con un poder adquisitivo aún debilitado.

El impacto local: los almacenes, refugio en tiempos difíciles

En San Luis, los pequeños comerciantes han detectado un aumento en las ventas, especialmente en almacenes de cercanía. Sin embargo, este repunte no se debe a una mejora en la economía, sino a una búsqueda de opciones más flexibles para los consumidores que luchan por llegar a fin de mes.

"Estamos viendo que la gente regresa a los almacenes porque aquí pueden comprar lo justo y necesario, en cantidades pequeñas, y muchas veces recurren al fiado, algo que los supermercados no ofrecen", explicó un comerciante del centro de la ciudad.

Factores detrás del cambio en el consumo en San Luis

1. Compras fraccionadas:
   La imposibilidad de realizar compras voluminosas, característica de los supermercados mayoristas, lleva a las familias a optar por adquirir solo lo indispensable en el momento.

2. Fiado y confianza:
   Los almacenes de barrio mantienen la tradición de vender a crédito, una alternativa vital para los puntanos que no tienen acceso a tarjetas o financiamiento.

3. Proximidad y ahorro en transporte:
   Los consumidores priorizan las compras en lugares cercanos, reduciendo los costos de traslado.

4. Preferencia por marcas locales:
   Los productos de marcas regionales, más económicas, ganan terreno en los almacenes, beneficiando tanto a los consumidores como a los productores locales.

Datos que confirman la tendencia

Según referentes comerciales locales, las ventas en almacenes puntanos crecieron un 4% durante octubre, mientras que las grandes cadenas de supermercados y los mayoristas continúan reportando niveles de ventas estancados. Este aumento en los pequeños comercios no es reflejo de un mayor consumo, sino de un cambio de canal, donde las familias buscan ajustar su presupuesto diario.

Una economía de sobrevivencia

El regreso a los almacenes en San Luis no debe interpretarse como un signo de mejora económica, sino como una adaptación forzada a un contexto donde el dinero no alcanza. Mientras los salarios no se equiparen con el costo de vida, esta dinámica continuará marcando el consumo local.

Los comerciantes coinciden en que, aunque reciben más clientes, el panorama sigue siendo incierto. "Aumentaron las ventas, pero también los costos. Si la economía no mejora, esta recuperación será insostenible", advirtió un almacenero de Villa Mercedes.

¿Qué esperar?

El futuro del consumo en San Luis dependerá en gran medida de una recuperación más sólida del poder adquisitivo y de una estabilización económica que permita a las familias salir del esquema de supervivencia. Por ahora, los almacenes de barrio se han convertido en un refugio para los consumidores que enfrentan las consecuencias de una crisis que sigue dejando huellas profundas en la provincia.