Sábado, 27 Abril 2024

Hola Gobierno ¿Dónde está el criterio de bienestar general?

Publicado el Viernes, 09 Febrero 2024 09:27 Escrito por

A la fecha, los argentinos comenzamos a preguntarnos quién o qué gobierna a la argentina de hoy. ¿Las emociones? ¿La locura? ¿El odio? ¿El País que queremos? Azorados y desconcertados, con incertidumbre y gran angustia colectiva, observamos a un Gobierno que busca la suma del poder público –prohibido por la Constitución- con un Proyecto de Ley que genera un quiebre Institucional grave. ¿Con qué objetivo?

Legisladores –de uno y de otro signo político e ideológico-, que no asumen responsablemente los mandatos populares conferidos en el marco de la Constitución de legislar para el Pueblo, protegiendo a la población y defendiendo a la Patria, se enredan en discusiones legalistas, ideológicas y estériles, obedeciendo obsecuentemente a intereses económicos, partidarios y lobistas ante la evidencia incuestionable de actos de injusticia y saqueo al Estado y a la República. Alimentan el fuego del “que se vayan todos”.

“Siempre al pie de los más hermosos árboles, hicieron más honda cueva los gusanos”

José Martí   

Es la degradación absoluta de la Política. El final de la República. Y con la suma del poder público, propician una Dictadura. Estos legisladores, que anteponen esos intereses, sentimientos y emociones a sus principios y deberes como personas y ciudadanos, son claros enemigos de la Patria, sirviendo inexcusablemente con su acción y omisión a los grandes grupos económicos locales y extranjeros, dándoles un poder casi absoluto.

Ningún gobierno que se digne de defender a la Patria, desprotege su economía frente al extranjero, abriendo el mercado local para que los poderosos se enriquezcan aún más, sin importarles que los costos de producción hagan inaccesibles sus productos a las familias argentinas, prefiriendo vender afuera o no producir si no hay consumo, dedicándose a las finanzas o a exportar sin valor agregado.

Estas medidas antinacionales obedecen no sólo a recetas del Fondo Monetario para que le paguen préstamos ilegítimos, otorgados sin autorización del Congreso, creando desempleo, contracción y recesión económica, con gran pobreza y miseria, sino que responden principalmente a la avaricia de los grupos económicos de la argentina. En acuerdo con aquel usurero internacional, este gobierno mentirosamente dice que acabará con la inflación vendiendo las empresas del Estado, los Recursos Naturales, ajustando el gasto público, las obras sociales y los salarios de trabajadores y jubilados.

Dicen que hay disciplinar los precios; según ellos, sufren un atraso relativo, pero atraso para sus ganancias, relativo a sus ganancias, no de las cosas respecto a los salarios, que es el único precio que pretenden devaluar. En realidad, devalúan salarios, jubilaciones y los ingresos sociales de protección al trabajo y a la previsión social; porque la inflación no se detiene disciplinando los precios y salarios con recesión y desempleo; al contrario, baja la producción de bienes, baja el empleo, baja el consumo y aumenta la pobreza e inseguridad. Los grupos económicos concentrados quieren que el salario siempre esté por debajo de los precios. Al revés de cualquier país con crecimiento.

¿Cómo impactará este descalabro en los sectores sociales? En primer lugar, además de afectar a los más desprotegidos, como los jubilados y trabajadores informales, también afectará a los que hayan logrado algún ahorro relevante por ser profesionales, comerciantes o empresarios pequeños y medianos. Comenzarán a sentir la depreciación de sus ahorros por el alto costo de vida, teniéndolos que utilizar para afrontar la crisis o licuarlos al capricho del mercado financiero. Nadie está a salvo. El ajuste brutal desvaloriza el peso y achica su valor para dolarizar, y así usar menos dólares para que los acumulen unos pocos, sumiendo a nuestra Economía en un desastre de dependencia total, con graves consecuencias para la seguridad y bienes de los argentinos. Por otra parte, gran angustia y desesperación colectiva traerá a las personas y a sus familias no tener salida.

La gran movilización política y social del 24 de enero –no reconocida por el gobierno- demuestra la existencia de una crisis profunda. Hay un claro extravío respecto de las medidas implementadas por políticos obsecuentes que votan leyes contrarias a las necesidades de la gente y a la soberanía nacional, haciendo la vista gorda a la protesta popular y a la represión. Los responsables políticos y judiciales, de las fuerzas de seguridad con sus ejecutores, desestiman las consecuencias penales y la estigmatización social que ello les acarreará. La movilización desbordó la llamada de la CGT. El autoconvencimiento fundamentalista del gobierno lo encierra y enceguece. La amenaza y extorsión a los gobernadores ya es ejemplo grave de problema institucional. Afecta a oficialistas y a opositores en cada provincia. Como dice Dolina, “No la ven”, mostrando a la Constitución.

“Una lucha que moviliza todas las capas del pueblo, que expresa las intenciones y las impaciencias del pueblo, que no teme apoyarse casi exclusivamente en ese pueblo, es necesariamente victoriosa”  

FRANTZ FANON

 …Así sucederá; porque las provincias necesitan la coparticipación de todo lo que se produce en el país, y distribuido equitativamente para vivir. Buenos Aires, en cambio, no produce nada; es la ciudad más rica del país que vive a expensas del Interior, y con las medidas que origina, de impacto recesivo en las cuentas públicas de las provincias, achica sus economías y detiene el crecimiento. Un gran parásito que ni siquiera tiene una infraestructura a la altura de las grandes capitales del mundo. Sigue siendo, como dijo Scalabrini Ortiz: “Un cascote en medio de la Pampa”; una oficina administrativa de la Oligarquía agropecuaria, arrendataria y exportadora tradicional, y de los grupos industriales, bancarios, mediáticos y de servicios.

 Hay una sordera moral y autoritarismo peligroso. Otorgar al Ejecutivo la suma del poder público por un año –es una excusa, porque es una medida de dictadura que difícilmente se puede aplicar hasta en tiempos de guerra- puede hacer mucho daño. Es un proyecto que refleja el pensamiento fascista y unipersonal de este gobierno. ¿En qué cabeza sana cabe que la Justicia Social sea concebida como delito? ¿Que los impuestos sean actos de violencia y generen un estado coactivo como se dijo absurdamente en Davos? Eso fue en la Edad Media. Inclusive para un Pensamiento Liberal, no todos tienen las mismas oportunidades. Es el cliché ilusorio del libre mercado que solo existe para los depredadores. Tampoco es verdad que la “falla del mercado” sería la intervención del Estado que regula precios y salarios para cuidar a la población; la verdadera “falla” es la existencia de Monopolios, que hacen desaparecer cualquier libre competencia.

 Se miente de que el mayor problema del déficit público son los programas sociales, cuando éstos representan el 1% total del PBI; en cambio los beneficios impositivos, subsidios y financiaciones a los grandes grupos económicos representan el 5% del PBI. Entonces, si el gasto no es inversión, ¿a quiénes recortar? ¿En dónde está el bienestar general? Aun siendo equitativos, la balanza es injusta, porque unos buscan la comida y otros la riqueza. Y ni hablemos de desguazar a estos grupos que significaría casi la total independencia económica del país. Se estigmatiza, en cambio, de indolentes a las clases populares, abandonándolas legalmente al arbitrio del abuso empresarial con la flexibilización laboral, y dejándolas sin derechos en un proceso de exacción y robo sin parangón en nuestra historia.

El abuso es demasiado. No podemos vivir en una burbuja. La morosidad crece, y se agudiza en la clase media. El gobierno “espera” una estanflación, o sea estancamiento económico con inflación, para que haya menos plata, o plata con menos valor para comprar y los vendedores bajen los precios. Afirman que, al haber estancamiento, aumentará el desempleo, porque sostienen que el desempleo baja los salarios, que forman parte de los precios. Pero esto no es real, su incidencia en los costos es relativa, porque lo que determinan los precios son la demanda global y la percepción inflacionaria siempre anterior. Nunca ha sucedido ni en nuestra historia ni en la historia de la economía mundial que con recesión, desempleo y salarios estancados o bajos caigan los precios y la inflación. Muchísimo menos que la economía se estabilice con el monetarismo, subiendo y bajando las tasas de interés. Pura bicicleta financiera que favorece a unos pocos. Esta teoría neoliberal ya fue puesta en práctica por Macri, Prat Gay y Sturzenegger en “la revolución de la alegría”, y no dio resultado. Fueron medidas sin ningún asidero en la realidad ni de beneficio para el Pueblo.

El único modo de desarrollo para nuestra argentina es con trabajo, producción genuina, distribución equitativa de la riqueza y bienestar social, en una democracia directa y participativa, con un Estado de Bienestar progresivo. Ya está harto demostrado que, en este sistema económico, cuando aumenta la demanda, el consumo y el salario, entonces aumenta el empleo y hay crecimiento. Pero…

Se necesita amar al Pueblo y a la Patria, con solidaridad y buen corazón, pero, sobre todo, con una inteligente razón.

                                       

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