Jueves, 21 Noviembre 2024

El dolor de una madre al ver cómo su hijo se pierde en el consumo y su actitud empeora

Publicado el Sábado, 14 Septiembre 2024 11:14 Escrito por

El descubrimiento de que un hijo está consumiendo sustancias puede ser una de las experiencias más desgarradoras para una madre.

Lo que comienza como una sospecha o un pequeño cambio en el comportamiento, puede transformarse rápidamente en una realidad dolorosa: el hijo que una vez conoció parece desvanecerse detrás de una adicción, con una actitud cada vez más distante, irritable o incluso agresiva.

El dolor que siente una madre ante esta situación es profundo. El consumo de sustancias no solo afecta al hijo, sino a toda la dinámica familiar. La madre puede sentirse devastada, preguntándose en qué momento se perdió el control y si hubo algo que pudo haber hecho para evitarlo. Surgen sentimientos de culpa, desesperación y un miedo constante por la salud y el futuro del hijo.

El consumo de drogas o alcohol muchas veces viene acompañado de una transformación en la actitud. El hijo que antes era cercano y confiable puede volverse distante, irritable o incluso agresivo. Las mentiras, los secretos y las excusas se convierten en parte de la dinámica diaria. Esto erosiona la confianza, genera tensiones familiares y puede llevar a enfrentamientos constantes.

Una de las mayores angustias de una madre es la sensación de impotencia. Querer ayudar y no saber cómo, ver cómo las palabras ya no llegan, cómo los límites no se respetan y cómo el hijo parece sumergirse cada vez más en un abismo del cual es difícil salir. Las noches sin dormir, el miedo constante a una llamada inesperada, la frustración de intentar ayudar sin ver mejoras… todo esto pesa enormemente sobre los hombros de la madre.

El amor incondicional de una madre muchas veces entra en conflicto con la necesidad de establecer límites. Es común que las madres intenten justificar el comportamiento del hijo, pensar que es solo una fase o que con amor podrán "salvarlo". Sin embargo, llega un punto en el que se debe tomar una decisión difícil: continuar permitiendo el comportamiento autodestructivo o imponer límites más estrictos que, aunque dolorosos, podrían ser la única forma de ayudar al hijo a tomar conciencia.

Frente a esta situación, es fundamental que la madre no enfrente la situación sola. Buscar ayuda profesional, ya sea a través de psicólogos, consejeros o grupos de apoyo para familiares de personas con adicciones, puede marcar una gran diferencia. No solo ayudará al hijo, sino también a la madre a manejar sus emociones, a entender que no es su culpa y a encontrar las herramientas adecuadas para enfrentar la adicción de su hijo.

El dolor de una madre al ver cómo su hijo se pierde en el consumo y cómo su actitud empeora es indescriptible. Sin embargo, con apoyo y las herramientas adecuadas, es posible hacerle frente, buscar caminos de sanación y, en muchos casos, ayudar a que el hijo recupere su vida. Lo importante es nunca perder la esperanza y recordar que, aunque el camino sea difícil, hay luz al final del túnel.

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