Viernes, 26 Julio 2024
Iván Ojeda

Iván Ojeda

En estos tiempos electorales, nadie desconoce que además de la indecisión sobre el camino a tomar, existe desconcierto y miedo. Todos tenemos miedo. Nadie puede avizorar con certeza un futuro esperanzador a mediano plazo. Azorados, asistimos a las diatribas de los candidatos, azuzados cínicamente por los medios de comunicación. Nos martillan con propuestas, verdades, mentiras, justificaciones, amenazas, desconocimiento y enojos, en una oscilante inestabilidad (¿o incapacidad?) sobre la cresta de una imprevisible ola que puede colmar a nuestra humanidad de esperanza… o transformarse en un tsunami que podría arrasar la libertad, los derechos y la vida misma. 

Dicen que los inocentes y los justos van al Paraíso. ¿La clase obrera también, que son los de puro corazón valiente? ¿Cómo se sostendría la Economía sin la clase trabajadora?

Cuando el fuego se apaga, ni un vestigio de humo queda en el páramo. Y en la noche, es imposible encontrar camino alguno. Sin el fuego, no hay transformación ni carne cocida; no hay herramienta ni metalurgia. Tampoco luz, abrigo y cuidado.

Recuerdo cuando mi Papá me hablaba de qué era la Música. “El arte de combinar los sonidos” –me decía. ¿Lo habría sacado de un libro de Teoría Musical? ¿Y la sintonía? Para Google “es la igualdad de frecuencia entre un emisor y un receptor”. Un espacio para entenderse diríamos nosotros; una situación para generar el diálogo, y un código en común para comunicarse. La afinación consiste precisamente en eso, en ajustar el tono del sonido de algún instrumento con una nota musical.

Nos preguntamos por qué ganó Milei, como si su triunfo en las PASO fuese un fenómeno. ¿Fue un fenómeno el triunfo de Milei? El fenómeno es algo que aparece, que no estaba previsto, que no se lo esperaba, pero esto fue un fenómeno sólo para algunos sectores, los que estaban adentro de cuatro paredes; sin embargo, para los más humildes, los de clase media baja y la mayoría de los jóvenes de todas las clases sociales, no había sorpresa; estaba claro que Milei era su elección. Los que no lo tenían en claro eran la clase media mediana y alta, si podríamos estratificarla así. No obstante, un hegemónico pensamiento autoritario se expresó en todos estos sectores. En los primeros, con Milei, y en los segundos, con Bullrich. No fue un fenómeno; fue una consecuencia.

Hay una crisis nacional y hay que verla como tal. La injusticia de la creciente desigualdad, salarios y jubilaciones carenciados, inflación desmedida, precios sin control y especulación financiera, son consecuencias de la avaricia desmedida de los que más tienen sobre los que apenas sobreviven; pero también de políticos que los avalan, que piensan en ellos mismos y son los gestores de la incredulidad en la Política. La mentira está en hacerle creer a la población que solamente los políticos son responsables, cuando en realidad, los políticos suelen ser lacayos, sirvientes, de los dueños de la riqueza de la argentina, que siempre han manejado a su antojo la economía del país.

Hace poco leí por la tele un “hashtag” o palabra clave, de un programa que decía: “Votar al verdugo”. Y otro sobre “Los Golpes de Estado del consenso”. Ambos conceptos son una realidad en argentina. Y responden nítidamente a la crisis de credibilidad de la Política, a la hegemonía de una ideología comunicacional, de las emociones, de los instintos y deseos desordenados… pero, sobre todo, a un puro presente que muchos viven sin pasado y sin futuro.

“La indiferencia, la resignación y el no involucramiento ¿también lo son? La utopía posible.”

Naturalizar algo, es considerar que viene de la Naturaleza. Que la Naturaleza lo origina, y no cabe más posibilidad que aceptarlo, siendo imposible cambiarlo. Como la muerte.

El olvido de lo que son las personas, de la frágil humanidad de las personas, ha desplegado sobre ellas un funesto manto que les quita el sol de los sueños y la esperanza. Ésa es la razón por la cual los personeros del odio no temen en absoluto hablar descarnadamente, sin sensibilidad y respeto, del desamparo y desprotección que planean para dejarnos a la intemperie. 

Me he preguntado por muchísimos años, y después de conocer y participar en algunos grupos políticos pequeños y grandes, por qué es tan difícil mantener y consolidar la unidad de las agrupaciones políticas. Ni que hablar de un conjunto, alianza o frente de organizaciones políticas. Porque lograr coincidencias en los objetivos políticos no es difícil, al contrario, es lo que atrae, convoca y aglutina.

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