Raphael, cantante español y una voz privilegiada y popular de la canción romántica desde hace más de seis décadas, llegará en marzo a Buenos Aires para mostrar su nuevo espectáculo "Victoria" y dejar de manifiesto que ese repertorio tradicional, según pondera, "tiene letras maravillosas, tiene garra y tiene músicos de verdad".
"Pareciera que esas canciones de las nuestras no están tan en boca de todo el mundo, pero cuando alguien tiene que dar la cara bien, recurre a ellas porque las canciones de ahora tienen un ritmo espectacular pero en realidad no quieren decir nada", formula Raphael durante una entrevista con Télam.
El actor y vocalista nacido hace 80 años en Linares pero radicado desde pequeño en Madrid, ciudad desde donde dialogó con esta agencia, goza de un presente de reconocimiento y masividad cuya muestra palpable es la gira "Victoria" que pasea por escenarios iberoamericanos.
El espectáculo en el que interpreta más de 30 canciones (entre las propias del álbum escrito y producido por Pablo López que da nombre al tour como "De tanta gente", "Para seguir en pie" y "A punto de besarte" y otros éxitos atemporales del impacto de "Mi gran noche", "Yo soy aquel" y "Como yo te amo", por nombrar unos pocos), arribará el 7 de marzo al Movistar Arena porteño.
Allí el artista nacido como Miguel Rafael Martos Sánchez tendrá ocasión de revalidar los pergaminos de una trayectoria iniciada en 1962 en la que acumula 335 Discos de Oro, 50 Discos de Platino y hasta un Disco de Uranio, además de una estelar presencia en escenarios de la envergadura del Carnegie Hall, el Radio City Music Hall, el Madison Square Garden de Nueva York, o el Olympia parisino.
"Lo que hago en 'Victoria' es un concierto muy vibrante, muy fuerte, sin falsos momentos y donde no hay grabaciones que ayuden. Esto es del verbo cantar: Yo canto, tú cantas. él canta. Pues eso y sobre todo con un repertorio impresionante porque si yo tengo algo, es un repertorio impresionante, tanto las de antes como las del medio como las de ahora", se ufana y promete.
Capaz de fundamentar con claridad y sencillez el espíritu de su faena, el intérprete razona: "Yo no podría vivir sin estar en lo mío y lo mío es cantar y con la gente delante".
"O sea -abunda Raphael sin perder una amable sonrisa- a mí no me gusta esconderme a través de los discos ni de nada. A mí me gusta estar en persona, tú a tú con un público que abarca cinco generaciones porque evidentemente me ve desde gente muy joven a gente muy mayor".
Tan agradecido por la situación como capaz de naturalizarla por establecida, el creador aporta: "La verdad es que es una suerte poder cantar para cinco generaciones porque normalmente nosotros los artistas actuamos únicamente para la gente de nuestra generación, pero a mí se me ha ido la mano y se han pegado a ella otras cuatro generaciones detrás".
Télam: ¿A qué atribuye esa posibilidad de haber atravesado las generaciones con sus canciones?
Raphael: A que el público es el que manda y así me han recomendado familias a sus hijos y a sus nietos. "Vete a verlo, vete a verlo" y bueno, al ir a verme ellos siguen continuando la costumbre y así hay gente que me sigue por ciudades también y hacen turismo conmigo de aliciente. Y esta relación con los públicos es muy digno de estudio de verdad, porque a mí también me parece increíble que esto dure tanto.
T: Porque además es un lazo que no reconoce fronteras...
R: Tal cual. Yo no he encontrado en mi vida, un público hostil. Siempre ha sido un público muy entusiasta en cualquiera de los países.
T: ¿A qué atribuye ese tipo de vínculo?
R: Pues hay un poco de todo, pero yo lo atribuiría más que nada a la pasión que yo le pongo a mis cosas y eso el público lo nota y le gusta que uno sea apasionado por su trabajo porque en definitiva la gente va a recibir esa pasión a través de del escenario y gusta de las cosas bien hechas. Y yo trato de complacerles.
T: ¿Cuál sería el secreto de esa vigencia y de mantener esa voz?
R: A la voz, la verdad es que no la descuido que no es lo mismo que cuidarla. Por supuesto que no tomo bebida frías, no fumo, no bebo y procuro llevar una vida sana. Y bueno, esas cosas funcionan como prevención y bien dicen que prevenir es mejor que curar.
T: ¿Y esas son decisiones que tienen ver con tu deseo de seguir actuando y poder seguir estando en vigencia?
R: Claro. Porque en mí no cabe eso de retirarse y esas cosas. Yo voy a estar hasta que Dios quiera. Hasta que Dios y el público quieran.
T: ¿Qué te ocurre cuando prestigiosos colegas contemporáneos tuyos deciden dejar de cantar?
R: A cada uno le gusta vivir la vida que quiere vivir. Y a mí la vida que me gusta es esta.
T: ¿Qué te da el escenario?
R: A mí el escenario me da la vida, la vida ¿te parece poco?
T: ¿Qué ha significado la película "Mi gran noche", de Álex de la Iglesia, que marcó tu regreso al cine y te permitió conectar con mucha más gente?
R: El cine me encanta y estoy pensando en hacer más películas pero los tiempos son complicados porque siempre estoy con conciertos. Pero claro que es un gran lugar. Yo tuve la suerte de rodar con Mario Camus ("Al ponerse el sol", de 1967) y mucho con Vicente Escrivá ("El golfo", "El ángel" y "Sin un adiós", entre 1968 y 1970) hasta llegar a Álex.
T: ¿Alguna vez pareció que el actor le ganaría la pulseada al músico?
R: No porque originalmente soy músico y cantante. Lo que pasa es que me gusta mucho también la comedia y poder interpretarla. Diría que soy el doctor Jekyll y Mister Hyde también (risas).
T: ¿Qué implica seguir hablando del amor en un mundo tan cambiante y tan violento?
R: Si no fuera por el amor, apaga y vámonos. Y, además, porque el mundo está como está es hay que seguir cantándole al amor y por el buen camino.
T: ¿El amor es un motor para vos también?
R: Claro, pero el amor de todas clases; el amor al prójimo o el amor entre amigos, el amor de la familia, el amor a tu trabajo es que es importantísimo y que en mi caso es el amor al público.
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