Este ataque se destaca como uno de los más letales en el conflicto que lleva 10 meses entre Israel y el grupo Hamas. El ejército israelí afirmó que el objetivo era un centro de mando de Hamas dentro de la escuela, declaración que el grupo terrorista negó.
La operación en la escuela Al-Tabeen, ubicada en el centro de la ciudad, también dejó 47 heridos, según el servicio de ambulancias y emergencias del Ministerio de Salud de Gaza. La escuela, como muchas otras en la Franja, servía de refugio para personas desplazadas por los combates.
El ataque ocurrió antes del amanecer, mientras la gente rezaba en una mezquita del complejo escolar. Un testigo, Abu Anas, relató que no hubo aviso previo y que el misil impactó directamente mientras la gente estaba rezando, lavándose o durmiendo, incluyendo niños, mujeres y ancianos.
Tres proyectiles atravesaron la escuela y la mezquita, donde aproximadamente 6000 desplazados se refugiaban. Mahmoud Bassal, vocero de los rescatistas de Defensa Civil de Gaza, describió escenas desgarradoras con cuerpos irreconocibles, y anticipó que la cifra de muertos podría aumentar, destacando que muchas víctimas eran mujeres y niños.
Según Naciones Unidas, hasta el 6 de julio, 477 de las 564 escuelas en Gaza habían sido atacadas directamente o dañadas a causa del conflicto. Un ataque previo en junio contra una escuela en el centro del territorio mató a al menos 33 personas, incluyendo mujeres y niños.
El jueves anterior, un ataque israelí contra dos escuelas que refugiaban desplazados en Gaza causó al menos 15 muertes. Israel culpa a Hamas por la muerte de civiles, argumentando que el grupo utiliza escuelas y áreas residenciales para sus operaciones. Sin embargo, Hamas niega que hubiese combatientes en la escuela atacada.
La comunidad internacional ha reaccionado con indignación. Egipto, Jordania, Qatar, y la Unión Europea condenaron el ataque. Josep Borrell, jefe de política exterior de la UE, expresó su horror por las imágenes del ataque y señaló la ausencia de justificación para tales masacres.
Este incidente subraya la gravedad y complejidad del conflicto en Gaza, exacerbando la crisis humanitaria y aumentando la presión sobre la comunidad internacional para mediar un alto el fuego y buscar una solución duradera.
