Para las personas con TEA, la hiperacusia puede manifestarse como una extrema sensibilidad a los sonidos cotidianos, lo que resulta en una percepción y reacción exagerada ante estímulos auditivos. Los sonidos que son tolerables para la mayoría de las personas pueden volverse abrumadores o dolorosos para alguien con hiperacusia en el espectro autista.

La hiperacusia en el autismo puede afectar la calidad de vida y el bienestar general de la persona. Puede provocar ansiedad, estrés y dificultades en entornos ruidosos, lo que puede llevar a la evitación de ciertas situaciones sociales o aislamiento.

Es importante tener en cuenta que cada persona con TEA es única y puede experimentar la hiperacusia de manera diferente. Algunas personas pueden ser más sensibles a ciertos tipos de sonidos, mientras que otras pueden ser más sensibles a una amplia gama de sonidos. Además, la hiperacusia puede variar en intensidad de una persona a otra.

El manejo de la hiperacusia en personas con TEA puede implicar estrategias individualizadas. Algunas medidas que pueden ayudar incluyen:

1. Evitar o reducir la exposición a sonidos desencadenantes o incómodos.
2. Utilizar protectores auditivos, como tapones para los oídos o audífonos con cancelación de ruido.
3. Proporcionar entornos tranquilos y seguros donde la persona pueda descansar y recuperarse del estrés sensorial.
4. Utilizar técnicas de relajación y manejo del estrés, como la respiración profunda o la meditación.
5. Trabajar con profesionales de la salud especializados en TEA para desarrollar un plan individualizado de intervención que aborde las necesidades sensoriales de la persona.

Es fundamental que los cuidadores, familiares y profesionales que trabajan con personas en el espectro autista estén informados sobre la hiperacusia y se esfuercen por crear entornos inclusivos y respetuosos de las necesidades sensoriales individuales de cada persona.