El cuerpo de Cabezas apareció adentro de su Ford Fiesta quemado con alcohol metílico, en una cava de las afueras de Pinamar. El cadáver tenía sus manos esposadas y dos proyectiles de un arma calibre 32 alojados en la cavidad craneana.
Desde el principio, la cobertura del caso fue tema excluyente para todos los medios del país y la foto del reportero gráfico acompañada con la leyenda “No se olviden de Cabezas” se convirtió en un símbolo de la denuncia contra la impunidad que unió en un mismo reclamo a organizaciones gremiales y organismos de derechos humanos.
El trabajador de prensa fue secuestrado y después asesinado por un grupo mixto de policías y civiles bajo las órdenes del jefe de seguridad del empresario Alfredo Yabrán, quien estaba molesto porque el reportero gráfico había tomado una foto suya el verano anterior, cuando aún no se conocían imágenes de él.
Tras varios meses de instrucción, el juez federal de Dolores, José Luis Macchi, procesó y dictó prisión preventiva en mayo de 1999 para Yabrán como instigador del crimen.
Tras permanecer algunos días en condición de prófugo, el empresario postal se suicidó en un campo de su propiedad ubicado en Entre Ríos, donde permanecía oculto.
La Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (Argra) y el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA) convocaron para el pasado martes a un acto que se realizará en forma presencial en la sede de Argra, en el barrio porteño de Monserrat, al cumplirse 25 años del asesinato del fotógrafo de la revista Noticias, José Luis Cabezas.
“No hay democracia sin justicia. No hay justicia sin verdad y no hay verdad sin memoria”