La semana pasada, una expareja de Churquina denunció que el reo está encerrado en un calabozo, que no le permiten ni salir al patio y que la comunicación con su familia es limitada por agentes penitenciarios. “Mi defendido denuncia que pasa 23 horas del día dentro de una celda, eso me lo expresa él y también la madre de su hija, que es quien lo va a visitar”, agregó Anabitarte.
El Servicio Penitenciario elevó informes a la Justicia Federal y desestimó las acusaciones de Churquina. Sin embargo, el preso decidió iniciar una huelga de hambre y hasta se coció la boca en protesta. “Churquina me ha expresado que lo quieren volver loco”, afirmó el abogado.
El imputado de comandar la narcobanda que traía droga a San Luis y Villa Mercedes está alojado, desde el 13 de marzo de este año, en la cárcel de máxima seguridad de Pampa de las Salinas. Hasta esa fecha, estuvo en el Complejo Penitenciario N°1, ubicado en la ruta 146, cumpliendo una condena por abuso sexual contra su expareja.
En agosto del año pasado, la Policía Federal descubrió que tenía “una oficina” en su celda, donde encontraron celulares, computadoras, pagarés, una balanza de precisión y un cuaderno con anotaciones. La Fiscalía Federal lo imputó por “transporte y comercialización agravados de estupefacientes”, “lavado de activos” (comparte esa acusación con el empresario villamercedino Daniel Becher), y “cohecho activo”.
En la causa, además, hay dos agentes penitenciarios involucrados: Jorge Orozco y Mario Ojeda, director y subdirector, respectivamente, de la Unidad Penal N°1, sindicados como responsables de facilitar en la cárcel las maniobras delictivas de Churquina.
Anabitarte señaló que tanto él como abogados defensores de otros imputados solicitaron la clausura de la instrucción de la causa federal y la elevación a juicio oral. “Entendemos que no queda prueba por producir”, señaló a SanLuis24 Radio. También expresó su deseo de que este año se fije la fecha del debate oral.