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237 años del fin de la rebelión de Túpac Amaru II

Publicado el Viernes, 18 Mayo 2018 14:12 Escrito por www.telesurtv.net/

El 18 de mayo de 1781, Túpac Amaru fue capturado y brutalmente asesinado. Lo amarraron a varios caballos para intentar descuartizarlo y, al no lograrlo, lo decapitaron.

El líder indígena es reconocido como el rey de América y quien marcó el inicio de la etapa emancipadora de la historia del Perú. 

José Gabriel Condorcanqui o Túpac Amaru II y su esposa Micaela Bastidas, llevaron a cabo el levantamiento más grande de América contra el colonialismo español. Su lucha se extendió a Bolivia, Argentina y Chile.

Túpac Amaru II lideró la lucha a favor de la independencia del Perú en la aldea Tinta (departamento del Cuzco) el 4 de noviembre de 1780. Su heroicidad es conocida como la mayor revolución indígena en el continente americano y luego de librar a la nación suramericana del yugo español fue asesinado por orden del virrey Francisco de Toledo en la plaza cuzqueña de Waycaypata.

José Gabriel Condorcanqui Noguera, mejor conocido como Túpac Amaru II, nació el 19 de marzo de 1742 en la provincia de Canas (al sur del Perú). Fue descendiente de Juana Pilcowaco. Al cumplir 20 años contrajo matrimonio con Micaela Bastidas de apenas 15 años, oriunda del pueblo de Pampamarca (departamento de Arequipa), con la que tuvo tres hijos llamados Hipólito, Mariano y Fernando.

En 1780 inició el movimiento militar liderado por el guerrero indígena Túpac Amaru II en defensa de las condiciones de trabajo del indio, el reconocimiento legítimo de sus derechos y la abolición absoluta del régimen colonial.

La rebelión comenzó en la provincia de Tinta y se extendió por 24 provincias de la nación suramericana. Durante la gesta murieron 100 mil indígenas que batallaron con gran fortaleza, y mil 200 hombres del ejército realista fueron derrotados en Sangarará.

De “Las venas abiertas de América Latina” - Eduardo Galeano

En 1781 Túpac Amaru puso sitio al Cuzco. Este cacique mestizo, directo descendiente de los emperadores incas, encabezó el movimiento mesiánico y revolucionario de mayor envergadura. La gran rebelión estalló en la provincia de Tinta. Montado en su caballo blanco, Túpac Amaru entró en la plaza de Tungasuca y al son de tambores y pututus anunció que había condenado a la horca al corregidor real Antonio Juan de Arriaga, y dispuso la prohibición de la mita de Potosí.

La provincia de Tinta estaba quedando despoblada a causa del servicio obligatorio en los socavones de plata del cerro rico. Pocos días después, Túpac Amaru expidió un nuevo bando por el que decretaba la libertad de los esclavos. Abolió todos los impuestos y el «repartimiento» de mano de obra indígena en todas sus formas. Los indígenas se sumaban, por millares y millares, a las fuerzas del «padre de todos los pobres y de todos los miserables y desvalidos».

Al frente de sus guerrilleros, el caudillo se lanzó sobre el Cuzco. Marchaba predicando arengas: todos los que murieran bajo sus órdenes en esta guerra resucitarían para disfrutar las felicidades y las riquezas de las que habían sido despojados por los invasores.

Se sucedieron victorias y derrotas; por fin, traicionado y capturado por uno de sus jefes, Túpac Amaru fue entregado, cargado de cadenas, a los realistas. En su calabozo entró el visitador Areche para exigirle, a cambio de promesas, los nombres de los cómplices de la rebelión. Túpac Amaru le contestó con desprecio:

«Aquí no hay más cómplice que tú y yo; tú por opresor, y yo por libertador, merecemos la muerte»[1]

Tupac fue sometido a suplicio, junto con su esposa, sus hijos y sus principales partidarios, en la plaza del Wacaypata, en el Cuzco. Le cortaron la lengua. Ataron sus brazos y sus piernas a cuatro caballos, para descuartizarlo, pero el cuerpo no se partió. Lo decapitaron al pie de la horca. Enviaron la cabeza a Tinta. Uno de sus brazos fue a Tungasuca y el otro a Carabaya. Mandaron una pierna a Santa Rosa y la otra a Livitaca. Le quemaron el torso y arrojaron las cenizas al río Watanay. Se recomendó que fuera extinguida toda su descendencia, hasta el cuarto grado.

 

 

[1] Daniel Valcárcel, La rebelión de Túpac  Amaru, México, 1947.

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