- que me cuide porque estaba “regalado” y “ellos” me iban a matar
- que mis “seguidores” piensen en sus familias porque correrían la misma suerte y los iban a “hacer cagar”
- que iban a colocar artefactos explosivos y disparar sobre una eventual manifestación pública.
Quiero contarles que esa persona fue identificada, imputada por delitos no excarcelables, citada a indagatoria. Asimismo, estamos iniciando una demanda civil porque además de responder ante la justicia penal va a tener que pagar una indemnización económica que no le va a salir nada barata. El que las hace, las paga. No les vamos a dejar pasar una.
No se trata del primer caso. Tenemos ya cuatro expedientes con querellas penales y demandas civiles. Dos muy avanzados. No son por diferencias políticas, opiniones negativas, adjetivaciones, chicanas, ni siquiera insultos. No tenemos ningún problema con el debate apasionado y la confrontación política: de eso se trata la democracia.
El problema aparece con las amenazas, agresiones físicas, hostigamiento, difamación, falsas imputaciones, calumnias o noticias falsas graves que pueden poner en riesgo la integridad de nuestros compañeros, compañeras y sus familiares. Ahí trazamos el límite, porque esos niveles de violencia y conatos de intimidación limitan la libertad por la que todos decimos ¡viva! Como dice el futuro presidente parafraseando al General Perón, dentro de la ley, todo; fuera de la ley, nada.
Sabemos que muchas personas, agrupaciones políticas, sociales, estudiantiles, gremiales de mujeres y derechos humanos han sufrido situaciones similares en los últimos meses por pensar distinto a quienes hoy se sienten con impunidad para agredirnos. Por ese motivo, hemos decidido establecer en forma inmediata junto a una cantidad considerable de abogados comprometidos con nuestra causa y diversos organismos, en articulación con organizaciones internacionales, un dispositivo jurídico para ampliar esta cobertura a todos los que sufran intentos de disciplinamiento político a través de la violencia, para lo que pueden escribirnos a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. mientras terminamos de diseñar la plataforma definitiva.
Yo no sé si la casta tiene miedo o en realidad lo que tiene es empleo, a juzgar por los personajes reciclados que integrarán el nuevo gobierno… lo que les puedo asegurar es que nosotros, miedo no tenemos. Nos vamos a defender con uñas y dientes, dentro de los marcos de la Constitución y las leyes, “el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión” como definió el futuro presidente su doctrina. Ya ve que gran aliado tiene esa filosofía en los humanistas; y que grande enemigo en los reaccionarios, videlistas, intolerantes, ultraderechistas, neonazis, las juventudes de choque que desfachatadamente alienta Macri o simples bandoleros que envalentonados por una mayoría circunstancial cruzan la línea roja del respeto a la integridad del prójimo.
Que Dios ilumine a las autoridades democráticamente electas para que comprenda que nada bueno puede salir de alimentar conductas semejantes y que su responsabilidad institucional es garantizar los derechos de todas y todos los argentinos.
En relación a lo anterior, quisiera hacer una reflexión. Se ha normalizado que las instituciones democráticas no actúen conforme a derecho cuando se viola la ley en perjuicio de los que tenemos determinadas ideas o pertenecemos a ciertos sectores sociales ¡Cuán distinta hubiera sido la reacción de fuerzas de seguridad, jueces y fiscales si las amenazas perpetradas por el sujeto precedente se hubiera dirigido a otros colectivos o personajes! ¡Imagínense si hubiera publicado un video diciendo que los miembros del PRO debían llevar matafuegos porque iba a incendiar su local o que Milei debía portar chaleco antibalas porque le iban a llover municiones! ¡Cuál hubiera sido el escándalo si el objeto de la lluvia de balas no hubiese sido una organización popular sino el Grupo Clarín o La Nación!
Sin embargo, no solo en nuestro caso sino en muchos otros, como el intento de asesinato de la vicepresidenta, el accionar de la patota denominada Revolución Federal, la banda de los Copitos, entre otros, ha habido un exceso de garantismo que deja chiquito a Zaffaroni, no se hacen los allanamientos, los celulares se borran mágicamente, el instituto de la prisión preventiva que rige para cualquier ladrón de gallina -en efecto, el 50% de los presos del país- desaparece como arte de magia y la pasividad de las fuerzas de seguridad -llamativamente a cargo de un gobierno de nuestro propio signo político- lindan la incompetencia.,.. o la complicidad a la hora de defender a sus propios dirigentes.
Luego, a un muchacho que está fumando en una plaza lo suben a un patrullero y lo muelen a palos; a las familias sin techo les prenden fuego las casillas o desalojan una empresa recuperada deteniendo a cientos de trabajadores. “Cual es la audacia en ser fuerte con los débiles y débil con los fuertes”... y esta inversión pusilánime en la aplicación de la autoridad, esta sobreactuación con los que nada pueden superpuesta a una patética pasividad con los que amenazan la democracia atentando contra nuestros dirigentes, más allá de cualquier instigación -que las hubo-, de cualquier discurso de odio -que también los hubo-, esa pasividad digo, nadie se lo puede atribuir a la actual oposición/futuro gobierno.
No esperen de nosotros que naturalicemos ningún apartheid jurídico-institucional dónde existen elfos rubios luminosos con plenos derechos y orcos deformes sin ciudadanía. Vamos a enfrentar la mitología iletrada e inhumana planteada por el modelo mental macrista con la inmensa reserva moral humanista y democrática de nuestro pueblo, con los resortes institucionales que todavía quedan en el país, con el derecho público internacional, con la prensa no ensobrada, con la solidaridad del mundo libre…. y vamos a ganar.
Una segunda reflexión que va más hacia adentro de nuestro campo. Existe una suerte de regodeo en la impotencia y el victimismo sin estratégia política ni jurídica para defender efectivamente a nuestra gente. No se ganan las batallas posando de víctima, aunque efectivamente haya una agresión injusta con víctimas y victimarios. Los que quieren destruir nuestros ideales, nos quieren víctimas e impotentes. La legítima defensa es un derecho que estamos llamados a ejercer, desde nuestro punto de vista a partir de la premisa gandhiana de la resistencia no violenta, pero afincada en la solidaridad del si tocan a uno nos tocan a todos.
¡Qué mezquinos nos hemos vuelto con la solidaridad! Parece que frente a cada difamación u agresión actuamos como el avestruz. A ver si nos damos cuenta que si dejamos que impunemente amenacen y hostiguen a nuestros dirigentes y militantes se produce un efecto de disciplinamiento que lleva al “no te metás” y al “sálvese quien pueda”. Los que no entendemos la militancia como una profesión sino como una pasión por crear caminos de esperanza orientados al bien común, tenemos la obligación de protegernos colectivamente frente a cada acto de humillación porque el que calla otorga… y para ellos, orcos somos todos. No se salva nadie de la deshumanización. Basta de andar peleando con los codos con el que tengo al lado. Todos juntos, a encarar de frente lo que nos toca.
Recordemos el poema atribuido a Bertol Brech -escrito en realidad por un pastor cristiano alemán, Martin Niemöller:
«Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
ya que no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
ya que no era socialdemócrata,
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
ya que no era sindicalista,
Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
ya que no era judío,
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar».
No dejemos que vengan por ninguno. A cada agresión, una respuesta, denuncia penal y sobre todo, a la víscera más sensible de nuestros contrincantes, el bolsillo… resarcimiento económico.
En cuanto a un video que estuvo circulando fundamentalmente en LN+ durante los últimos días para justificar a estos criminales en el que afirmaba que estábamos dispuestos a dejar nuestra sangre en defensa de los pobres, se trata de un video que tiene dos años, es decir, muy anterior al cambio de gobierno, cuando la impotencia de no lograr una medida en favor de la población indigente nos llevó a realizar una semana de protestas pacíficas y legales. Hoy el liderazgo del sector de economía popular está en manos de una nueva generación, mucho mejor que la nuestra, con autoridades recientemente electas que conforman la Comisión Directiva de la UTEP; pero quisiera reafirmar algo, más allá de aquel momento de exaltación: en un mundo dónde hay tanta gente dispuesta a derramar sangre y causar sufrimiento a los demás, asumir que la propia vida está al servicio de una causa -y no hay causa más noble que la justicia social- lejos está de ser un acto de violencia. Es una consigna profundamente cristiana. Ofrecer nuestra vida, el tiempo que se nos dio en este mundo, nuestras ideas, esfuerzo, capacidades, talentos, grandes o pequeños, para servir al prójimo.
Nosotros, servidores del pueblo, aceptamos las reglas de la democracia que incluyen el derecho a ejercer una oposición política frontal, reivindicamos el derecho a la protesta de todos los sectores sociales que luchan por sus derechos y rechazamos cualquier intento de cercenar los derechos sociales, económicos, culturales, las libertades y garantías individuales que establece nuestra Constitución.
No tenemos odio, pero tampoco tenemos miedo.
Luchando por una Argentina Humana, Justa y Soberana, firmes en nuestras convicciones y convencidos de nuestra causa, aca seguimos.