La Organización para las Naciones Unidas (ONU) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) han decidido poner en marcha un plan para extender a todo el planeta los sistemas de alerta temprana ante fenómenos meteorológicos extremos como inundaciones, olas de calor o sequías. El objetivo que se han fijado estas dos organizaciones es que en un plazo de cinco años toda la población mundial esté cubierta por estos sistemas, que alertan con un cierto margen de tiempo de la llegada de un evento extremo y ofrecen recomendaciones a la población para salvar vidas.
Hace menos de un mes el IPCC, el panel de expertos internacionales que sientan las bases del conocimiento científico sobre el cambio climático de la mano de la ONU, lanzó una importante advertencia: el calentamiento golpea a todas las regiones y sectores del planeta, pero no toda la población lo sufre por igual. Los que se llevan la peor parte son los entre 3.300 y 3.600 millones de personas —cerca de la mitad de la población mundial— que habitan en contextos considerados “altamente vulnerables” al cambio climático, ya sea por su ubicación geográfica (por ejemplo, las pequeñas islas del Pacífico en riesgo de desaparecer), por su mala situación socioeconómica, que hace que padezcan más las consecuencias de los fenómenos meteorológicos extremos, o por la combinación de ambos factores.
Según los cálculos de Naciones Unidas, en estos momentos alrededor de un tercio de la población mundial no está cubierta por sistemas de alerta temprana ante fenómenos meteorológicos extremos. Y esa población se concentra en los países con menores capacidades económicas. “En África, la situación es aún peor, dado que el 60% de las personas carecen de toda cobertura”, explica la OMM.
“Es inaceptable, sobre todo si se tiene en cuenta que los efectos del clima se van a agravar aún más”, ha considerado António Guterres, secretario general de la ONU, en un mensaje difundido este miércoles con motivo del día meteorológico mundial. “Las alertas tempranas y la acción temprana salvan vidas”, ha señalado Guterres.
El secretario general ha explicado que ha solicitado a la OMM que elabore un plan de acción para lograr la meta del 100% de la humanidad protegida por sistemas de alerta. El objetivo a corto plazo es presentar ese plan en la próxima cumbre del clima, la COP27, que se celebrará a finales de año en Egipto. Durante los próximos meses, la Organización Meteorológica Mundial se reunirá e intentará implicar a donantes nacionales e instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial para impulsar la financiación necesaria para que exista una cobertura global para todos los habitantes del planeta, detalla una portavoz de la OMM.
Para poder financiar esta iniciativa será clave el papel de los países desarrollados, responsables históricos del calentamiento y mucho mejor preparados que el resto para hacer frente a sus efectos negativos. En la última cumbre del clima, celebrada en noviembre en la ciudad escocesa de Glasgow, los países ricos se comprometieron a duplicar para 2025 los fondos con los que ayudan a las naciones en desarrollo a adaptarse al calentamiento global, lo que supondrá llegar a los 40.000 millones de dólares (más de 36.000 millones de euros). Solo para mejorar los servicios de alerta y las infraestructuras imprescindibles en los próximos cinco años habrá que invertir 1.500 millones de dólares (más de 1.350 millones de euros) especialmente en los países con menos recursos. Pero, para lograr una verdadera cobertura global, se necesitará una inversión todavía mayor, apunta dicha portavoz de la OMM.
Esta organización explica que los sistemas de alerta “permiten seguir de cerca las condiciones atmosféricas en tiempo real y pronosticar eficazmente los fenómenos meteorológicos y climáticos que se producirán mediante avanzados modelos numéricos informatizados”. Pero no se trata solo de detectar, porque estos sistemas también incluyen planes de respuesta para minimizar los impactos previstos. Un informe de la Comisión Global de Adaptación de 2019 concluyó que los beneficios derivados de los sistemas de alerta temprana multiplican por más de 10 la inversión realizada. El análisis establecía, por ejemplo, que basta con emitir con 24 horas de antelación un aviso de tormenta u ola de calor para reducir los daños vinculados a este fenómeno un 30%. Y remarcaba que si se invirtieran 800 millones de dólares en sistemas de ese tipo en los países en desarrollo se evitarían pérdidas anuales de entre 3.000 y 16.000 millones de dólares por los efectos de los fenómenos extremos.