La intervención en la casa de estudios tuvo lugar durante el verano pasado, con el propósito de abordar deficiencias en muros y techos, así como renovar los sanitarios y reemplazar el cableado eléctrico, entre otras labores. Originalmente, se había estimado que los trabajos estarían terminados para marzo, en preparación para el ciclo lectivo de 2023. Sin embargo, un fuerte temporal de granizo y ráfagas de viento que afectó la ciudad durante la noche del 26 de enero cambió drásticamente los planes.

A raíz de esa tormenta, los daños resultantes afectaron gravemente el edificio. Los techos dañados permitieron la filtración de agua, lo que afectó las paredes, los pisos y el sistema eléctrico. Esto llevó a que gran parte de las reparaciones realizadas hasta ese momento se vieran deshechas y a la necesidad de comenzar de nuevo desde cero.

Ariel Lucero, uno de los encargados de la obra, explicó que "el edificio quedó con mucha humedad, rajaduras en algunas paredes, revoques nuevos que cayeron y, con respecto a los techos, debimos hacerlos a todos de nuevo". Para abordar esta situación, optaron por utilizar chapas inyectadas con poliuretano en lugar de tejas. Estos techos son más resistentes, requieren menos mantenimiento y tienen mejores propiedades térmicas.

A pesar de los contratiempos, los constructores están optimistas y han ingresado en la etapa final de la obra, que involucra detalles y pintura. Esperan que esta fase lleve alrededor de dos meses, permitiendo que el colegio pueda reabrir sus puertas pronto y retomar sus actividades educativas.