El episodio, que dejó al adolescente con golpes en el rostro, ocurrió hace unas semanas a la salida del establecimiento, alrededor de las 13:30 horas.

El conflicto comenzó cuando, al ingresar a la escuela, un grupo de estudiantes se colocó en el lugar habitual donde se forma el curso de Román. Al pedirles que se movieran, los agresores comenzaron a insultarlos. La situación se agravó al finalizar la jornada escolar, cuando los alumnos subieron al colectivo. Según relató Jonathan Figueroa, padre del adolescente, dos hermanos comenzaron a molestar a su hijo, y al pedirles que pararan, uno lo agarró del cuello mientras el otro le propinaba golpes en el rostro.

El colectivo, que estaba lleno en ese momento, no contaba con un control adecuado para asegurar que los estudiantes viajaran sentados, lo que facilitó la agresión. Esta no es la primera vez que Román sufre violencia en la escuela; en una ocasión anterior, otros estudiantes intentaron pelear con él, aunque logró evitar un conflicto mayor.

Jonathan Figueroa expresó su frustración ante la falta de acción por parte de la escuela, que, según él, no ha tomado medidas para prevenir este tipo de situaciones ni ha sancionado a los agresores, debido a restricciones impuestas por el Ministerio de Educación. A pesar de haber reclamado al director del establecimiento, no ha recibido respuesta alguna. Tras el incidente, el padre decidió presentar una denuncia para que el hecho quedara asentado.

Intentando buscar una solución, Jonathan se comunicó con la madre de los agresores, pero ella minimizó la situación, argumentando que se trataba de una "broma que se salió de control."

Después de lo sucedido, Román temía regresar a la escuela por miedo a que lo agredieran nuevamente. Sin embargo, actualmente ha vuelto a clases y, hasta el momento, no ha tenido más problemas.