Martes, 05 Noviembre 2024

Ver la realidad, combatir la mentira, buscar la verdad

Publicado el Viernes, 26 Enero 2024 18:41 Escrito por

Cuán cierto es que muchos viendo, no ven; y oyendo, no escuchan. Aun estando despiertos. ¿Se han obscurecido sus conciencias? ¿Y qué tan dormidas están? Por un lado, la necesidad de sobrevivir prioriza –y con justa razón- el bolsillo. Y no es que la mayoría de la gente piense en la plata; la necesitan para vivir. Porque tenemos objetivos, propósitos y deseos de una mejor calidad de vida; de seguridad, progreso y bienestar.

La familia o grupo afectivo donde estamos contenidos es en realidad lo importante, y necesitamos proveer para vivir felices y podamos realizarnos. Los avaros, los egoístas, los ambiciosos y hedonistas son los menos. Y si injustamente estamos privados de vivir dignamente, las necesidades básicas de la supervivencia movilizan a toda la población. La economía es fundamental. Cuando está en crisis, se busca por desespero o hartazgo un cambio, una esperanza, o sueño.

 “Perdido en la inmensidad del universo, o aplastado por la civilización de masas, el hombre ya no sabe lo que es, si no tiene a quién confiar sus anhelos y gritar sus quejas”

La búsqueda de salida al inmovilismo, a la asfixia, inseguridad y desamparo a veces elige el doloroso camino del daño a uno mismo o al otro; surgen las emociones descontroladas, la violencia, la búsqueda de chivos expiatorios y las adicciones, cuando no, el encierro en la absoluta indiferencia a las necesidades y sufrimiento del prójimo. Ver la realidad y no querer verla, negarla; dejar pasar la maldad, es dar paso al dolor.

“Aunque gritaran a toda voz la injusticia sentada al lado nuestro, y aunque un muerto resucitara para prevenirnos y denunciarla, no les haríamos caso”

 Muchas veces viendo, no queremos ver. Oyendo, no queremos oír. Y aun viendo y oyendo no creemos en lo que vemos y oímos. Es cierto que en nombre del Bien, o de un falso Bien, la mentira propia y la de los otros lleva a la tentación del ilusorio camino ancho y fácil por donde canalizar el sufrimiento –sobre todo personal-, de injusticia, fracasos y frustraciones. O también al narcótico placer por el placer momentáneo, real o virtual, el culto al entretenimiento y desidia de las responsabilidades, el desinterés, olvido o desprecio a nuestra historia como pueblo y comunidad, cubriendo como un ominoso manto de la más negra noche, a las conciencias. Es el poder de la mentira a combatir.

“El hombre se entusiasma y luego se cansa de esperar. ¡Cuántas cosas desea, agotando sus energías, hasta que sepa lo que realmente debe esperar!”

La Justicia es la práctica de la Verdad. Si queremos Justicia, tenemos que buscar y llevar a la práctica la Verdad. No las verdades a medias, que siempre son mentiras. Tampoco enredarnos en soliloquios legalistas para justificar y ocultar lo que es patente y evidente, donde lo injusto se filtra como cizaña. Eso es mala intención, cobardía y mala fe.

La Verdad nos impele a la acción. No hay que quedarse quietos. Tenemos los mismos derechos y obligaciones, pero somos co-rresponsables de todos los actos. Los nuestros y los que permitimos, los que no resistimos, los que no combatimos. No es correcto inhibirnos cuando hay plena conciencia de la falta de verdad y sus consecuencias. La lucha contra nuestra propia degradación como seres humanos consiste en buscar la verdad y combatir la tremenda mentira que esconde la ambición de unos pocos. Como en el mundo falta verdad y reina la ambición, se impone la mentira que lleva a la violencia. Por eso es que la Historia está llena de violencia. “La Historia, el mundo, están contaminados de violencia”.

La verdad es la única que puede iluminar y llenar de luz a la conciencia. La única que nos abrirá las puertas de una Historia sin mentiras y sin violencia. “Despertar a las conciencias, es abrir la puerta a otra Historia”. Ése es el objetivo.

Cuando decimos que la justicia es poner en práctica la verdad, nos referimos al hombre y a la Naturaleza como destinatarios. No puede existir el hombre sin justicia. No vive sin vida a su alrededor, sin confianza y respeto a su dignidad. Sustituir el conflicto y la violencia por el diálogo y la razón en igualdad de condiciones, ése el camino hacia la vida.

No es verdad que estemos mejor en el mundo. No es verdad que no haya aumentado la desigualdad. Se ha profundizado. Los países llamados “en vía de desarrollo”, en realidad están en vías de mayor pobreza y estancamiento. Condenados por causa del egoísmo, la ambición e inmoralidad de los empresarios más ricos, que manejan países y políticos. Inmoralidad que privilegia la rentabilidad infinita sobre la dignidad de las personas y de los pueblos.

No nos dejemos engañar. Un gobierno justo es aquél que construye, con su Pueblo, lo mejor para su Pueblo; sobre la base de la solidaridad, la justicia y el diálogo. Es prioritario rescatar y rehabilitar al Hombre. Siempre es el hombre lo que está en juego. Si es necesario, desprendernos hasta de nuestras ambiciones para ser absolutamente libres. La lucha nos necesita libres. Es como vender todo lo que uno tiene y dárselo a los pobres para una mejor vida para todos.

Adonde reinan la ignorancia y el odio, llegan los gobiernos autoritarios y dictatoriales. Si hay políticos que negocian y restan derechos al Pueblo sabiendo que hay gente que los votó para defenderlo, ello nos habla de ambición desmedida y egoísmo. “Ser consistente en la Verdad es la actitud activa y militante, frente a los acontecimientos sociales”. Ése debe ser su trabajo y el nuestro. Es identificarse cada uno a sí mismo con el Pueblo. Porque la Verdad como el amor, es social. Se encarna como amor, y el amor se traduce en voluntad, en ejemplo, en acción colectiva. La moral, la religión, el respeto a la dignidad humana, es la ética de la acción política. Si buscas amor y justicia, busca la Verdad. Es el verdadero sentido de la vida y de la felicidad.

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