Los científicos, que estaban en la lista de favoritos, fueron distinguidos por "sus descubrimientos sobre las modificaciones de las bases nucleicas que permitieron el desarrollo de vacunas efectivas contra el Covid-19", indicó el jurado.
"Los ganadores contribuyeron al desarrollo a un ritmo sin precedentes de una vacuna durante una de las mayores amenazas para la salud de la humanidad en los tiempos modernos", agregó.
Al elegir a estos investigadores, el Comité del Nobel en Estocolmo rompió con su tradición de reconocer trabajos con varias décadas de trayectoria.
Karikó, de 68 años, y Weissman, de 64, trabajan juntos en la Universidad de Pennsylvania en Estados Unidos y ya ganaron varios galardones por sus investigaciones, incluyendo el premio Lasker Award, considerado como un precursor del Nobel.
También ganaron el Premio Princesa de Asturias, en 2021, que compartieron con otros científicos, consignó la agencia AFP.
La tecnología premiada este lunes data de 2005 pero las primeras vacunas que utilizaron ARN mensajero fueron desarrolladas por Pfizer/BioNTech y Moderna contra el Covid-19.
"El ARN es una molécula que se encuentra naturalmente en las células a partir de la cual se sintetizan proteínas. En el caso de las vacunas ARN se trata de una molécula de ARN sintética y constituye una nueva y novedosa plataforma (tecnología) para vacunas", explicó Belkys Maletto, investigadora del Conicet en el Centro de Investigaciones en Bioquímica Clínica e Inmunología, quien en diálogo con Télam destacó la importancia de los descubrimientos que resultaron premiados.
A diferencia de las vacunas más antiguas que usan virus debilitados, atenuados o muertos, la revolución de la técnica de ARN mensajero radicó en "la gran ventaja de que no es necesario cultivar el microorganismo".
Esta técnica consiste en hacer que las células produzcan directamente las proteínas presentes en el virus, los "antígenos", para familiarizar al sistema inmunológico y -así- reconocer y neutralizar al virus verdadero cuando lo enfrente.
Sin embargo, el ARN sintético en su forma original puede resultar tóxico.
"La principal contribución de estos investigadores fue eliminar esa fuente de toxicidad manteniendo su capacidad de inducir respuesta inmune", aseguró Maletto.
Además, destacó la "versatilidad" de la plataforma ARN, lo que permite que pueda ser aplicada "para vacunas contra otros microorganismos para los cuales no hay vacunas o las existentes necesitan mejoras y quizás también para vacunas para cáncer".
La noticia causó "emoción" entre los investigadores que estudian esa molécula y refleja las aplicaciones prácticas que pueden derivarse de la ciencia básica, afirmó la investigadora del Conicet Graciela Boccaccio, quien desde 2005 dirige el Laboratorio de Biología Celular del ARN de la Fundación Instituto Leloir (FIL) y es además una de las coordinadoras del Club Argentino de ARN, que reúne a laboratorios de todo el país interesados en la biología molecular y celular del ácido ribonucleico.
"Más allá de la emoción que genera este premio entre los especialistas en ARN, creo que es un excelente ejemplo de cómo la ciencia básica impacta en la calidad de vida de las personas: el científico desentraña misterios de la naturaleza sin tener del todo claro durante su trabajo cotidiano las implicancias prácticas. Pero es un conocimiento que está ahí y en algún momento, más tarde o más temprano, puede resultar muy valioso", afirmó Boccaccio a la Agencia CyTA-Leloir.
En los últimos años, la comunidad científica ha trabajado en el desarrollo de vacunas de ARN mensajero para enfermedades como la gripe, la rabia y el zika, así como para aquellas que demostraron ser resistentes a las vacunas hasta ahora, incluidas la malaria y el VIH/SIDA.
Además, los investigadores comenzaron a probar tratamientos personalizados en pacientes con cáncer, utilizando muestras de las proteínas presentes en sus tumores para crear ARN mensajero especializado y provocar que el sistema inmunológico ataque a células cancerosas específicas.
Los galardonados recibirán un diploma, una medalla de oro y un cheque de casi un millón de dólares de manos del rey de Suecia, Carlos XVI Gustavo, en una ceremonia solemne que se desarrollará en la ciudad de Estocolmo el 10 de diciembre próximo, en ocasión de un nuevo aniversario de la muerte -ocurrida en 1896- de Alfred Nobel, quien creó los premios desde su testamento.
En diálogo con la radio sueca SR, Karikó dijo que al principio no se creyó la noticia.
Entonces, su primer pensamiento fue para su madre, ya fallecida, que solía escuchar el anuncio del ganador con la esperanza de que nombraran a su hija.
"Lo escuchaba todos los años. Desafortunadamente hace cinco años murió a los 89 años. Quizás nos escucha desde el cielo", afirmó.
Por su parte, Weissman indicó que pensó que se trataba de una broma cuando su colega "Katie" le comunicó la noticia.
"Estaba sentado en mi cama escuchando", contó a SR. "Nos preguntamos si alguien nos estaba gastando una broma", relató.
El año pasado, el Nobel de Medicina fue para el sueco Svante Pääbo -hijo de un bioquímico también reconocido con el Nobel- por el desarrollo de la paleogenética y sus descubrimientos sobre la evolución humana, mientras que en 2021 el galardón fue para David Julius (Estados Unidos) y Ardem Patapoutian (Estados Unidos) por sus descubrimientos sobre la manera como el sistema nervioso transmite la temperatura y el tacto.
El galardón de Física será anunciado mañana y el miércoles el de Química, para luego continuar con el ganador del premio de Literatura el jueves; el Nobel de la Paz el viernes, y el Nobel de Economía, que cerrará la temporada el 9 de octubre.