Jueves, 09 Mayo 2024

Parlophone Records, 2005

“El desastre ha de ser descrito de forma más realista como un proceso de degradación ya iniciado, extremadamente intenso, que se acelera de forma creciente y que es en muchos aspectos irreversible”

(Danowsky y Viveiros, 2019: 24, ¿Hay mundo por venir?)

Hablar del fin del mundo siempre supone bifurcaciones y ambivalencias interpretacionales. Por un lado, emerge el miedo a lo incierto, a lo desconocido, a lo alterno; mientras que por otro lado, también emerge una especie de tranquilidad como resultante del fin a la vida agobiante tal y como la conocemos. No obstante, como línea transversal, es que el tópico “fin del mundo” siempre tiene una carga reflexiva y crítica que nos posiciona como humanidad en el centro de la responsabilidad del detrimento socioambiental, y es de esto lo que nos nutre Demon Days.

Uno de los tópicos más relevantes que caracteriza a la banda animada es la construcción narrativa de cada propuesta. Una generativa que una que comprende tanto la creación arquetípica de cada personaje, como también las historias que van a dar sentido a cada lanzamiento de Gorillaz. La profundidad de cada detalle es que hace de este proyecto artístico, uno de los más complejos a nivel creativo, ya que posiciona como relevante la constante conexión y abstracción de contexto, los nuevos sonidos, pero también la oscilación y amplitud desprejuicida de lo inspiracional.

Cerca de 17 años han pasado desde el lanzamiento de Demon Days, y para ser sincera, en 17 años el mundo sigue -tanto o más- sanguinario que lo criticado en aquel 2005. Con 15 tracks contenidos en un margen de casi 51 minutos, es que 2D, Murdoc, Russel y Noodle nos llevan a un viaje tan distópico como la crisis política y social de Gilead, en The Handmaids Tale. Un viaje a un contexto post-apocalíptico, donde la destrucción, desolación y devastación es multivariable.

Con una fuerte articulación creativa vinculada al movimiento punk “No Future” de mediados del siglo XX, es que iniciamos esta experiencia multisensorial con la siempre bien ponderada “Intro”, una que con una fuerte carga sensitiva nos permite dar cuenta de que nos encontramos en un espacio estéril, oscuro e incierto. Continuamos con “Last Living Souls”, track que evidentemente nos da un primer alcance de la historia que estamos por conocer, porque “Take a gun or how you say? That’s no way to behave”, da cuenta de que este LP representa aquellos espacios colonizados por la muerte en subalternidad.

¿Quién es Dirty Harry?, ¿a qué nos referimos?, ¿de qué hablamos?… Muchas son las dudas respecto al real mensaje de tan potente track, que cuenta con la colaboración de niñas, niñes y niños del Coro de San Fernández y Bootie Brown. No obstante, se hace latente el guiño a una preocupación constante a las infancias, al dolor, a la pobreza. Porque las guerras robustecen la ambición de una élite descompuesta y sin alma que deja a “The poor people are burning in the Sun. But they ain’t got a chance, They ain’t got a chance”.

Continuamos con “Kids With Guns”, track donde la inspiración hip hop se manifiesta a tal punto, que la metáfora de violencia trasciende a la consolidación de la monstrificación de las infancias y humanidades corrompidas por el poder de las armas. Luego seguimos con “O Green World”, casi como una sátira al recuerdo de aquel mundo forestado, una aproximación a la aniquilación y muerte, es que llegamos a “Dirty Harry”, probablemente la canción más controversial a nivel político, puesto que la imagen de Bush y la guerra de Irak no pasan desapercibidos al ojo crítico de Damon Albarn.

Llegando al segundo bloque del álbum, nos encontramos directamente con la dialéctica sonora y emotiva de Demon Days, puesto que con la irrupción de “Feel Good Inc.” el cuarteto digital esboza que hemos llegamos a uno de los tracks más poperos del álbum, pieza que por lo demás fue el primer adelanto con el que se dio a conocer este disco. No obstante, seguimos con “El Mañana”, casi como una antítesis de “Feel Good Inc”, esto porque “El Mañana” nos recuerda que el amor, los afectos y la emotividad son aquellos albores que dan vida a la diversidad de la existencia. La esperanza ante el miedo, son verdaderos escudos ante la desolación del mundo construido en Demon Days, que para nuestra sorpresa, también se hace extensiva a nuestra realidad cotidiana.

“Every Planet We Reach Is Dead”, “November Has Come” y “All Alone” son realmente la trilogía indisociable de este LP. Tres variables concretas que dan cuenta de la perspectiva crítica de Damon respecto a la crisis socio-humanitaria de la que somos protagonistas. Por un lado “Every Planet We Reach is Dead”, apela constante e invariablemente a sensación de desorientación y desasosiego. Por otro lado “November Has Come” es la profundización argumental de la reflexiva competitiva imperante en las interacciones establecidas y conversaciones mal intencionadas. Y finalmente “All Alone” se transforma en el resultante de la articulación de los tracks antecesores, destacando observación activa a la soledad como establishment de lo social.

El último bloque de este gran LP que fue pensado y ejecutado como crítica a un contexto específico, hoy es una pieza atemporal que sigue trascendiendo contextos, espacios y situaciones. “White Light” es la encargada de dar inicio al ciclo final, con una apuesta minimalista y armónicamente rimbombante, abriendo paso a la estocada Dance-pop con “DARE”. “Fire Coming Out of the Monkey’s Head” aparece como una analogía crítica a la profundidad del daño a las guerras, donde la irónica metáfora “The dance of the dead” es realmente una perspectiva detractora y realista a la muerte en masa, a la devastación y al poder.

Finalmente “Don’t Get Lost In Heaven” abre paso a “Demon Days”, track que dio origen al nombre de este disco. “Demon Days” puede ser considerada una conclusión a una narrativa directa y elocuente a un contexto, pero también tiene la suficiente carga emotiva capaz de cerrar esta propuesta postapocalíptica como constructo articulador de nodos críticos de lo social. “Demon Days” como track también es resistencia, también es amor, y también es motivación. El amor propio es sin duda uno de los tópicos más complejos de abordar en el contexto actual, no obstante la grandilocuencia compositiva de Albarn nos invita a cuestionarnos sin tapujos: ¿Esperaremos que los “Demon Days” nos obliguen a mirar con rencor todo el amor que carenciamos de nosotras, nosotres y nosotros mismos?

Publicado el Viernes, 15 Abril 2022 13:29 Escrito por

Columbia, 1980

El punk y el disco desaparecieron de las listas, al tiempo que la new wave iniciaba su reinado. Sin embargo, hacia 1979, y en el terreno que Margareth Thatcher quería invisibilizar, empezaba a crecer con fuerza la New Wave of British Heavy Metal, marca con la cual bandas muchos británicos empezaron a aglutinar la rabia y la desesperanza de una generación.

Judas Priest llevaba casi una década haciendo metal, con letras generadas desde la impronta sabbathiana; sin embargo, los liderados por Ozzy fueron evolucionando hacia el hard rock, dejando el nicho puramente metalero con un camino ya iniciado y que podría ser fértil para la siembra de otras bandas. Y ahí mismo fue donde Judas Priest plantó sus semillas, las que germinaron vigorosas en abril de 1980 cuando lanzaron “British Steel”.

Este es un disco que se ha impuesto en la historia como un antes y un después, e incluso muchos críticos lo consideran el punto de partida de la NWOBHM. Este álbum llegó muy lejos y se distingue por su sonido duro, afilado y mucho más veloz que el de los discos anteriores de la banda y de todos los producidos en Inglaterra. “British Steel” se grabó en un estudio de Ringo Starr en 28 días, usando la tecnología analógica que estaba disponible; por eso, el trabajo encabezado por Tom Allon es magnánimo. Y qué decir de los bastiones que de allí se desprendieron.

“Breaking the Law” es un himno que se clavó como un imprescindible para el metalero de cepa. Su riff principal es perfecto y ha sido base creativa para cientos de bandas posteriores, mientras que su estribillo lo define como un himno antiopresión. Hicieron su primer video reventando tímpanos con la guitarra y con Halford doblando barrotes; por su concepto de ritmo de base, se podría poner al lado de “Smoke on the Water”, donde la simpleza instrumental enganchaba con la ira de la clase obrera. “Rapid Fire” es pura velocidad y furia de Holland, quien da inicio a la batalla de riffs entre Downing y Tipton al estilo de la vieja escuela, con puro sentimiento, y un Rob Halford sensacional. “Metal Gods” hasta hoy se mantiene como parte del setlist básico porque la esencia se desprende de su ritmo contundente y sus guitarras afiladas. Demás está decir que Halford es esta canción.

“Grinder” es un track muy heavy gracias a sus riffs abrasivos, al tiempo que Rob le da un estilo cimentado en potencia. “United” se convertiría en otro himno gracias a su dinámica y su estribillo fantástico; unas guitarras que acaban con todo lo que se ponga a su paso, tanto así, que en vivo te puede hacer llorar. “Living After Midnight” es otro trallazo decisivo, que con los años se ha transformado en el mejor resumen de la naturaleza de Judas Priest; por eso mismo es la más versionada del grupo, aunque ninguna de ellas se acerca siquiera a darle sombra a la original. “You Don’t Have to Be Old to Be Wise” es puro power, gracias a su mensaje y el solo destructivo que lo compaña.

“The Rage” es un medio tiempo con una interesante intro de bajo de Ian Hill, tras el cual las guitarras se convierten en una marcha abrumadora. Y “Steeler” es un rapidísimo tema, que hoy suena totalmente old school, y cierra el disco con broche de oro. Este breve resumen refiere a aspectos del metal fundacional, ese que actualmente no se hace y al cual terminamos recurriendo con frecuencia, estampando la trayectoria de “British Steel” como memorable.

La portada del álbum la diseñó Roslav Szaybo. Para crearla, se basó en la imagen de una empresa siderúrgica británica llamada British Steel. Con motivo del 30° aniversario el diseño fue retocado, añadiéndosele unas gotas de sangre que no aparecían en el original de 1980. Enlazando la imagen con el contenido, el metal generado por Judas Priest, instrumentalmente, no era tan nocivo comparado con la crítica que contenía en su lírica, la cual apoyaba a la multitud de obreros de Birmingham que habían quedado sin trabajo tras las reformas liberales de Thatcher.

Un brutal asalto de dobles guitarras gracias a la labor prodigiosa de Glenn Tipton y K. K. Downing. Y la interpretación de Rob Halford que, tras el disco, se transformó en figura a imitar y hoy ya es leyenda, casi a la altura de Ronnie James Dio o Lemmy. El sexto álbum de Judas Priest alternó gloriosos himnos que iban a definir el panorama de los ’80 para un sinnúmero de bandas en todo el orbe, varios de ellos precursores del thrash que nacería pronto. Todo en “British Steel” da origen a algún mito que personifica el género metal, tanto en lo creativo como en lo estético, sino que hablen los cueros y las cadenas.

Publicado el Viernes, 15 Abril 2022 13:20 Escrito por

Se llama Gabriela Laura Gómez Giusto, en los 90 firmaba como “La 99”, y ahora como Lala GG. Es la diseñadora detrás un ícono del rock argentino: un ojo entre hojas de marihuana que engalana camisetas, tatuajes, banderas en la cancha, paredes, roperos. Pero como tantos otros ilustradores imprescindibles para contar la historia de la música en imágenes, nunca vio un peso por regalías. Gabriela es Diseñadora Gráfica de profesión, egresada de la Universidad de Buenos Aires, y fue la encargada de hacer los diseños, gráfica de toda la discografía de Viejas Locas y también de gran parte de la estética de los shows. 

“El logo real, el que dice Viejas Locas, lo realicé tomando como referencia las letras que usaba Pity para hacer grafitis en las calles de la Ciudad de Buenos Aires y alrededores”, le contó Gaby a Leo Ros para el programa Santos Pecadores (conducido por Mareke y Hache) de la KW Radio de Barcelona. La ilustradora y muralista explicó que el ojo con las hojas alrededor salió después de una noche de gira con la banda del Pity Álvarez: “Junto con Roy, mi actual esposo, que era el fotógrafo de la banda, estábamos diseñando el arte del primer disco, nosotros éramos parte de la banda, en cuanto a lo que era fotografía y diseño, entonces los chicos nos proponen hacerlo. Ya teníamos las fotos, pero nos faltaba algo y no sabíamos qué, porque le queríamos dar un toque diferente. Una noche va la banda a hacer un show a Arpegios, vamos con ellos como siempre, surgió en el momento tomar un LSD y esa noche la pasamos espectacular”. Con el efecto encima, Gaby se inspiró: “Al regreso no teníamos mucho sueño así que yo me puse a dibujar, que era algo que hacía habitualmente, y ahí surge esa misma noche el ojo intoxicado”. 

El arte del primer álbum de Viejas Locas se caracterizó por una serie de dibujos que hacían alusión a cada uno de los temas. “Nena me gustas así”, “Botella”, “Tornillo eterno” y “Eva” tuvieron su propia ilustración. También “Intoxicado”, el tema que daría nombre a la banda que el Pity fundó después y cuyo dibujito quedó pegado para siempre a Viejas Locas. Todo empezó esa noche viajada. “Consulto con Roy y ahí decimos ‘estaría bueno hacer un dibujo para cada uno (de los temas)’. Empecé a tirar bocetos y ahí es cuando al otro día nos comunicamos con Pity y el resto de la banda y les hacemos la propuesta de hacer un dibujo, un diseño para cada letra, y les encantó la idea”, recuerda Gaby. La diseñadora dice no saber el motivo por el cual no volvieron a imprimir el librito con todos las ilustraciones como en la primera edición, pero la alegra que sus creaciones siguen vigentes: “Están en un montón de remeras, de banderas, así que muy contenta de que la gente lo haya elegido al ojo como símbolo de la marca, como el logo de Viejas Locas”. 

Lala se alejó del rock y de la noche cuando se convirtieron en padres con el que hoy es su marido, y también porque la banda se desintegró y el Pity fue tomando otros caminos. Aunque su marca quedó registrada en mil lugares, pasó tiempo hasta que se dio cuenta de lo importante que había sido ese ojo: “Recién tuve conciencia de que había sido una imagen icónica hace unos seis años. Para mí fue muy interesante saberlo y muy reconfortante, por supuesto. Me reconcilié un poco con Viejas Locas, porque como siempre digo, y es lo mismo que dice el manager, Ricardo Fonzo, que es una banda que fue un poco marginada justamente por provenir de una zona marginal, del borde de la Ciudad de Buenos Aires, y fue un poco discriminada. Yo incluso trabajé durante muchos años presentando mi currículum sin poner que había hecho estos diseños”. 

Escuchá parte de la entrevista: en Santos Pecadores, de KW Radio:

Publicado el Lunes, 11 Abril 2022 23:13 Escrito por
La libertad sin organización es el caos. Cuando hicimos evolucionar al jazz inventado lo que llamamos el bebop no quisimos cortar totalmente con lo que había hecho antes. Sumamos todo lo que existía y lo transformamos. Una especie de culminación. Hoy es hora de ir más lejos de donde fuimos pero teniendo en cuenta las reglas que establecimos. Es lo que deben hacer los músicos jóvenes. Pero si quieren hacer algo nuevo partiendo de la nada, fracasarán. No tengo nada en contra de los músicos que no tocan en mi estilo porque sé que el mío no durará. No ignoro que la música, para seguir viva, tiene que evolucionar.
Dizzy Gillespie.

Mejillas súper hinchadas, gafas redondas, trompeta torcida, y una sonrisa eterna… En esta entrega vamos a hablar de todo un revolucionario del Jazz, de gran Dizzy Gillespie.

Uno de los principales arquitectos del Bebop junto a Charlie Parker, pero cuyos logros musicales irán más allá con la creación del Jazz afrocubano.

Además, desprendía carisma por todos los poros de su piel. Les presento al gran Dizzy Gillespie

DIZZY GILLESPIE Y SUS COMIENZOS COMO MÚSICO

dizzy gillespie

John Birks “D” Gillespie nació el 21 de octubre de 1017 en Cheraw, Carolina del Sur. Fue el más joven de 9 hermanos.

Su padre, James, era el líder de una banda local, por lo que Dizzy tuvo muy pronto contacto con la música. Comenzó a tocar el piano con 4 años.

Con 12 años aprendió a tocar el trombón y la trompeta, su referente fue, Roy Eldrige (al que incluso llegó a sustituir como trompeta en 1937).

Decidido a ser músico. Estudió armonía y técnica musical.

En 1937 ya era segunda trompeta. Su primera grabación fue King Porter Stomp, con la Orquesta de Teddy Hill.

En 1939 pasa a la orquesta de Cab Calloway, donde popularizaron juntos el tema Pickin the Cabbage. Sin embargo, esta unión duró poco tiempo.

En 1941 Cab despidió a Dizzy. Discutieron porque Cab acusaba a Dizzy de haberle salpicado de saliva, y Dizzy, ojo, acabó clavándole un cuchillo a Cab en la pierna…, casi nada.

Durante esta época, Dizzy comenzó a escribir música para Woody Herman y Jimmy Dorsey, y pasó a rular entre diferentes orquestas, siendo un habitual de la de Ella Fitzgerald.

En 1943 entró en la banda de Earl Hines, y después en la de Billy Eckstine (que os tienen que sonar sí o sí o tenemos un problema grande).

Aquí será donde se encuentra de nuevo con su inestimable compañero, Charlie Parker. Se unieron creando un combo de trompeta, saxo, piano y batería, y así nacía el Bebop. Ya saben, el primer estilo de jazz moderno.

DIZZY GILLESPIE, EL VIRTUOSO DE LA TROMPETA

La unión con Charlie Parker será una de las más famosas de la historia del Jazz. Si bien Bird se convirtió pronto en un personaje reconocido, mucha de su fama es gracias a Dizzy.

Sin la maestría en capacidad armónica e inspiración interpretativa de éste, Charlie Parker nunca hubiera podido desarrollar su arte de igual manera. Le entendía, y eso no era fácil.

Dizzy era un virtuoso con la trompeta, y era capaz de utilizar recursos técnicos casi ilimitados.

Además, componía y componía y componía. Se abría un nuevo camino con temas como Groovin´High (considerada la primera composición Bop), Woody’n You (grabada con Coleman Hawkins en el Teatro Apollo en directo en 1944, siendo la primera grabación formal de Bop), o Salt Peanuts. A partir de este momento, Dizzy empezó a formas diferentes grandes bandas.

Publicado el Lunes, 11 Abril 2022 22:32 Escrito por
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