Vendieron la esperanza del Pueblo al mejor postor. Con todo respeto, es una política cobarde. Y, si en nombre del bienestar social, se decide por los propios intereses o los de aquéllos, constituye una hipocresía, porque todos sabemos a dónde acaba esto.
Independientemente de las ideas y sentimientos políticos -legítimos y respetables- y aún más independientemente de la conveniencia de establecer las relaciones más convenientes con la Nación en supuesto beneficio para la Provincia, a nadie escapa -y a ningún gobernador elegido por su Pueblo del que se espera sensibilidad a las problemáticas, demandas y necesidades que hacen a la dignidad humana, como son el trabajo, la alimentación, la salud, la educación, la seguridad- a nadie escapa, que no son ideas ni convicciones las que desde la Nación se están imponiendo, sino un programa de codicia, que aprisiona con un feroz grillete el cuello de los argentinos.
Usted sabe, como todo argentino, que poner a la Economía por encima de la vida, de la moral, del respeto, de toda sana convivencia, es inmoral, y si se persigue la rentabilidad infinita como único objetivo, donde la codicia de unos pocos junto a los Medios, impone un individualismo salvaje y anti solidario, entonces este gobierno nacional no es justo ni bueno.
A todas luces se ve el sufrimiento de la población; la pérdida de fuentes de trabajo, al abandono a los sectores más vulnerables, la entrega de la soberanía, el alineamiento con el extranjero que siempre nos ha perjudicado, y nadie ignora el destino de los prestamos usurarios contraídos, que se apropian y fugan exterior, y que pagamos todos los argentinos. Tampoco somos ingenuos de creer al periodismo monopólico y al obsecuente, hoy sinónimo de la mentira, que engaña y agudiza la discordia entre los argentinos, disfrazando junto al gobierno, una realidad que no existe.
Por ello le solicito, a nombre personal, pero haciéndome eco de las numerosas familias, trabajadores, jubilados, indigentes, jóvenes, niños y profesionales de mi país, que sufren este proyecto de codicia sobre nuestras vidas, que empodere usted la soberanía del pueblo de San Luis, respetando las esperanzas, sueños y deberes que le han sido conferidos por los mandatos populares, y que retire su firma del Pacto de Mayo, que, aun siendo formal, refrenda la apátrida y anticonstitucional Ley de Bases, desestimando toda legitimidad de los representantes elegidos por la voluntad popular.
Atentamente
Armando Iván Ojeda