Pero lo que subyace es la pérdida (tal vez irreparable) de valores; una de las cosas más jodidas debe ser la honestidad intelectual: ser honestos con la realidad tal como es sin intentar tergiversarla; nótese, por ejemplo, que una marcha espontánea y multitudinaria es una derrota para los manifestantes y un triunfo para el demandado... ¡cosa de locos!...
Entonces es fácil desde un lugar de poder -insisto que no es lo mismo que tener "autoridad"- desparramar altanería, ironía, y hacerte creer que el vencido es el vencedor. Y, a propósito, como creo que la perseverancia vence tengo el parecer de que esto es patológico y que no se debe soslayar la realidad y quedarse mudos o de brazos cruzados tratando de sobrevivir a finales de mes.
Creo también que es digno respetar que otro u otra piense distinto, y está todo bien si ves otra realidad; pero, por favor, que sea real. Nadie discute que puedan haber otros caminos, pero no podemos ir por los aires; caminos, por otra parte, ya desandados y demostrados que su culmen no es el destino elegido o prometido.
Falta pimienta, compromiso y acciones; un partido no se gana jugando bien solamente sino por el resultado; y lo ideal es que un figura y una dinámica vistosa sea coronada con una diferencia sensible y beneficiosa para la mayoría.