Viernes, 22 Noviembre 2024

Una política económica a contracara

Publicado el Domingo, 17 Julio 2022 09:52 Escrito por Iván Ojeda

Nuestro País hoy sufre las consecuencias de una política económica neoliberal que sumió al país en una economía inestable, con escasez de divisas internacionales, insuficiencia regulatoria del Estado, presión de los fondos multilaterales, hegemonía agroexportadora, alta inflación, desequilibrio de las finanzas públicas, ausencia de un plan productivo de inversión y de una economía autosustentable. Esta situación no fue natural. Fue producida. Pero ¿quiénes han sido responsables? ¿Los  trabajadores? ¿Sólo los gobiernos? ¿O los grupos económicos? Las autodenominadas leyes económicas no son naturales. Son regularidades de fenómenos producidos por los comportamientos de supervivencia, avaricia y egoísmo humanos.

Ante esta situación, es de esperar que el Gobierno actual estabilice la Economía, para lo cual habría que atender variables que a nuestro criterio son relevantes, a saber:

Protagonismo del Estado

Es importante el fortalecimiento del Estado como diseñador, ejecutor y responsable de la Política Económica, el que puede crear las condiciones para un crecimiento sostenido y autosustentable de todo el País, garantizando solvencia y ecuanimidad.

Política de Intervención y Decisión Cambiaria

Permitiría reducir la inestabilidad del tipo de cambio y evitaría la apreciación nominal de la moneda (es decir el valor del peso argentino según la oferta y demanda de divisas, como resultado de la flexibilidad cambiaria que hace depender su valor de la especulación financiera). Además de los precios internacionales, esa apreciación cambiaria es la que genera el auge  de los precios de los Productos Primarios y el ingreso de capitales extranjeros, desestabilizando la Economía. Una política de regulación cambiaria, al contrario, permitiría un nivel razonable de competitividad, promoviendo un crecimiento más balanceado con diversificación de la base productiva, reduciendo la hegemonía agroexportadora.

¿Por qué decidir sobre el mercado cambiario? Porque la flexibilidad cambiaria no resuelve los desequilibrios de la Cuenta Corriente en la Balanza de Pagos, ni tampoco resuelve las presiones inflacionarias sobre los precios de los alimentos y de la energía. No es, sólo la cultura bimonetaria la que incide sobre los precios, también lo hace la apreciación cambiaria que realizan los especuladores financieros que usan las corridas cambiarias para intentar devaluaciones y disciplinar los precios internos, generando burbujas de crédito en moneda extranjera y pérdida de competitividad de los sectores productivos, sobre todo los de manufactura.

Controlar un esquema Monetario-Cambiario

Para hacerlo, habría que acumular stock de reservas internacionales, cuidando las divisas, y no permitiendo que éstas sean utilizadas para fines ajenos a la producción, ni para transferencias de utilidades al exterior, como tampoco para el pago de importaciones que no respondan a insumos genuinos, y evitar otorgar reservas para pago de importaciones de las multinacionales que bien pueden solicitarlas a sus casas matrices. Si se quiere aumentar las reservas de divisas, nunca es recomendable con endeudamiento externo, ni siquiera préstamos para pagar otros préstamos, sino con  una Cuenta Corriente Superavitaria, ya que para hacer frente a cualquier crisis financiera internacional, se podría contar con adecuados niveles de activos externos líquidos.

Capacidad regulatoria del Estado

Frente al flujo de Capitales extranjeros, siempre una apertura administrada de la Cuenta Capital (uno de los tres componentes de la Balanza de Pagos junto con la Cuenta Corriente y la Balanza Financiera) evita los efectos de la ruptura brusca que suelen hacer los Capitales de Corto Plazo (por el cual las empresas pueden ajustar la producción alterando los factores variables como las materias primas y el trabajo) sobre las economías emergentes. Esto se demuestra viendo la influencia negativa de esos capitales externos, que en nuestro país hemos sufrido bastante, dada la correlación entre la entrada de esos capitales y la apreciación cambiaria. Ellos siempre generan inestabilidad, a lo que se suman las condiciones desiguales del intercambio y sus oscilaciones.

Evitar todo lo que los Organismos Multilaterales proponen desde el extranjero

Los consejos de estos organismos, son como los del zorro que se ofrece para cuidar el gallinero. Ellos proponen altos precios de productos primarios, fuertes entradas de capital extranjero, apreciación del cambio real del País, medida ésta que implica una pérdida de la competitividad nacional y un encarecimiento de la canasta familiar en relación al extranjero –tipo de cambio multilateral-, llevando a inevitables procesos de desindustrialización y reprimerizacion de la estructura productiva, con impactos negativos sobre la generación de empleo y sobre el dinamismo de la economía.

Salir de la hegemonía Agroexportadora

Sin desestimar esta capacidad productiva, habría que conducir sus productos hacia la producción industrial, para darle valor agregado en lugar de exportarla en bruto. Esto implicaría apartarse  progresivamente de la tendencia que se le impone a América Latina de exportar solamente productos primarios. Hay que industrializarse. En nuestro caso, es muy fuerte el impacto de los precios internacionales sobre esos productos primarios, sobre todo de los agropecuarios, porque influyen  en los precios internos.

No obstante ante esa situación, por lo menos habría que lograr una correlación positiva entre la cotización externa de los productos primarios y los índices de precios internos de la Argentina. Las subas de los precios internacionales de los productos primarios generan tensiones nominales muy intensas cuanto mayor es su participación en la canasta de consumo del país, como actualmente sucede.

Nuestra canasta de consumo es más intensiva en alimentos, por los niveles de pobreza existentes. Esto significa que cuando hay una fuerte alza de los precios internacionales de los productos primarios, se produce una puja distributiva, tanto entre el gobierno y el campo por las retenciones, como por la consecuencia que se registraría si hubiese dinamismo en el Mercado Laboral y la Demanda Interna, porque las organizaciones obreras exigirían -con razón- una mayor distribución del ingreso.

Finanzas Públicas

La expansión de la Economía también tiene que ver con ello. Cualquier desequilibrio fiscal condiciona al Sector Público y lo vuelve insolvente, lo que el Gobierno actual quiere evitar. Solamente un alta tasa de crecimiento acompañado de superávit externo, permitiría una sólida posición fiscal y a su vez una mayor capacidad de acción y reacción del Estado. Pero para ello hay que establecer nuevamente una progresiva Política de Desendeudamiento para sanear al Sector Público y evitar la Vulnerabilidad Fiscal.

En cambio, si no se lleva un control para salir de un Balance externo deficitario, generalmente producido por Pagos de Deuda Externa, por las remesas de beneficios de las Empresas Extranjeras a sus casas matrices (ambos factores influyen en el Mercado de Cambios), o por Regímenes de Cuasi Caja de Conversión, llevará a una política que tarde o temprano se volverá insostenible, porque una liberación cambiaria como pretenden los grupos de poder, sólo favorece a la especulación financiera depreciando al peso argentino. Retornar al valor y confianza del peso, sostenido por una política económica de producción, distribución equitativa y consumo es el camino apropiado. 

El Régimen de cuasi Caja de Conversión –es decir emisión de dinero según las divisas que entran para reserva con un tipo de cambio fijo- sostenidos por endeudamientos externos con el objetivo de justificar el cerramiento de posibles brechas cambiarias y pretender defender con ello la paridad del peso, ocurrió principalmente durante el Menemismo y la Alianza hasta el 2003,

Contrariamente a lo que se cree, un equilibrio basado en superávits y nada de déficit del presupuesto, no significa que haya habido una distribución justa del ingreso. Si hablamos de una política económica popular, el gasto aún con déficit del Estado para afrontar las condiciones de pobreza de la población, es parte de la política económica para crear condiciones de consumo y crecimiento.

Otro Concepto y otro Modelo de Inversión Pública

Un modelo diferente de esa inversión significa tener en cuenta la necesidad de un comportamiento dinámico de la inversión pública, que es un estímulo fundamental a la demanda interna, tal como invertir permanentemente en Infraestructura y en Obras Públicas básicas, sobre todo de viviendas, salud y educación, y además complementar y estimular el gasto privado en Bienes de Capital.

Economía autosustentable

Por último, se requeriría recuperar los espacios de políticas propias y utilizarlos, a partir de decisiones políticas, puesto que los grupos de poder siempre intentarán condicionar las posibilidades de hacer uso de cualquier espacio recuperado. Hay que reconciliar la estabilidad económica –si se logra- con la necesidad de promover, estimular y profundizar la diversificación productiva, el crecimiento de la demanda interna y la reducción de la desigualdad.

 

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