Domingo, 24 Noviembre 2024
Osvaldo Bianchi

Osvaldo Bianchi

Archiconocida fábula que refiere al perro que no come ni deja comer; en efecto, había una vez un hortelano que trabajó duro para tener variedad y calidad de frutos, pero tuvo que recurrir a quien cuidara su huerto sin poder éste abastecerse de los rindes que uno cultivó y el otro debía proteger.

No sé si has advertido que el que ganó, perdió; y el que perdió ganó. No creían que iba a hacer lo prometido, ni creen que va a hacer todo lo que prometió: ¡esa es la incredulidad odiosa!...

Pasado lo pasado, llegó a su presente lo más indeseado: batalla cultural, campaña del odio y la mentira, la incapacidad de pensar y hasta cierta estulticia...

A esta suerte, ya echada, sólo parece que nos queda resignación; “parece”, porque una vez hecho todo lo posible (aunque las dudas persisten, porque la omisión también constituye un delito -como el abandono de persona-), la resistencia resulta -al fin- un deber.

Hace unos días que dan vueltas algunos pensamientos que parecen estar fuera de contexto pero que, al final de cuentas, no resultan mejor contextualizados. Cuando éramos niños/as o adolescentes, probablemente alguna vez nos hayamos rebelado para ir a la escuela; lo que, quizá y a la postre, resultaba una suerte de ir en contra del sistema: pelo corto o recogido y cosas por el estilo.

Creo que a estas alturas, un título con ese calificativo no resulta mejor arrimado a la realidad; ha sido tanta la mentada “campaña del odio” que por estos tiempos ya no queda mucho por resistirle, excepto la realidad.

Apenas diez días luego de que Fernando Sabag Montiel gatillara una pistola sobre la cabeza de CFK, la oposición siembra dudas sobre el hecho, lo banaliza y acusa al oficialismo de usarlo políticamente, mientras algunos medios sostienen que la vicepresidenta lo tenía merecido. No hubo dos demonios, y tampoco hay dos odios, como intentan instalar, plantea Rinconet, y para dar vuelta la taba, llama a hacer más peronismo.

Un 25 de junio de 1978 Argentina triunfaba en el campeonato mundial de fútbol en circunstancias sociales controversiales, parte de una historia que no debemos olvidar; este deporte tan popular (o populista, si se quiere) es tan identitario de la sociedad argenta que es casi imposible concebir la argentinidad sin el fútbol.

La necesidad es un componente inexorable de la humanidad; aunque la soberbia esgrima que “no necesita nada” no creo que pueda prescindir del aire que respira o del agua que bebe… alguien o algo hay de lo que dependa, siempre, o generalmente siempre.

Probablemente, una de las facultades más fascinantes de ser humano es la memoria; incluso la enfermedad, relativamente contemporánea, asociada a ella es -en verdad y en absoluto- “traumática” no sólo para quien la padece, sino también para su entorno inmediato.

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