Domingo, 24 Noviembre 2024

Lo que diferencia a las y los dirigentes políticos que trascienden no es su ideología o su idea de la organización política. Lo que las hace y los hace distintos es estar a la altura de las circunstancias históricas que atraviesa su país. Y hoy recorren en amplísimos sectores de nuestra sociedad al menos dos temores: una aparente desorientación por parte de la dirigencia oficialista y, al mismo tiempo, una sensación de que quienes conducen el campo opositor no están a la altura del momento que vive la Argentina.

Creemos que la presente coyuntura política, ciertamente novedosa, tiene su origen en dos elementos. En primer lugar, no ha surgido de las dos últimas elecciones un único liderazgo opositor, pero sí se han perfilado algunos con legítimas aspiraciones. En segundo lugar, la supuesta certeza que muchas y muchos analistas tenían acerca de que Mauricio Macri se encaminaba a su reelección en 2019 se ha agrietado fuertemente a la luz de la imposición de un modelo económico excluyente que no logra resolver los grandes desafíos económicos y sociales de la Argentina.

La imprudente desregulación económica y financiera, la entrega de porciones del Estado a la clase empresarial, el progresivo vaciamiento del sistema previsional y el deterioro del mercado de trabajo –con aumento de la informalidad laboral, caída de empleos industriales y desplome de trabajos de calidad- son los frutos que tarde o temprano esperábamos.

La crisis financiera de estos días y el "salvataje" del FMI no solo tienen el amargo sabor de una historia repetida, sino que además agudizan los problemas de quienes menos tienen, empeorando las consideraciones populares sobre la marcha y el destino del país.

Ante la falta de opciones con capacidad de vertebrarse como alternativa de gobierno aparece en la sociedad argentina una sensación de zozobra, y en amplios sectores de nuestra comunidad un deseo de construcción de una oposición política con capacidad de modificar la realidad del país. ¿Qué sucede si en este contexto las y los dirigentes políticos no están a la altura? ¿Qué significa estar a la altura?

"Estar a la altura" no significa deponer diferencias estratégicas sobre la visión del país, estar de acuerdo en las tácticas hacia las futuras elecciones presidenciales, o pretender que no existan ambiciones personales. Pero sí tenemos la convicción de que "estar a la altura" significa ponerse de acuerdo en dos puntos medulares: hay que ser una oposición real, y hay que crear los mecanismos que permitan generar una fórmula presidencial competitiva.

Estos mecanismos son los que suelen existir en los partidos políticos. Mecanismos que permiten dialogar entre competidores, acordar reglas de juego, dirimir disputas y definir qué va a suceder con los que ganan una "interna" y, sobre todo, con los que pierden.

Los acuerdos programáticos más o menos detallados pueden ser importantes. Pero mucho más relevante es permitir que los distintos sectores de la oposición expresen sus posiciones como les parezca mejor (de manera más "dura" o más "flexible"). Y, a su vez, que puedan hacerlo coordinando con otros sectores los mecanismos y reglas que permitan construir una oposición competitiva.

El objetivo es claro: debemos dialogar para construir una oposición. Y construir una oposición para ganar.

Para decirlo de otro modo, se trata de evitar que se alcance el objetivo político del Gobierno: mantener dividida a la oposición y limitar su capacidad de coordinación.

Queremos decirlo claramente: este no es un deseo teórico. Esta es la demanda concreta que escuchamos de muchísimos compañeros, compañeras y ciudadanos independientes que, todos los días, en los locales partidarios, en los clubes de barrio, en las sociedades de fomento, en los comedores comunitarios, en las asambleas que resisten a los despidos en el INTI y en el CONICET, en las PYMEs a punto de cerrar, en los comercios que no pueden pagar las tarifas, en las marchas para resistir el ajuste previsional, repiten y claman: "¿qué va a hacer la oposición para detener este desastre?"

Son millones quienes hoy sufren las políticas del gobierno y millones también los que demandan una oposición eficaz. Ni siquiera hablamos aquí de "unidad". Simplemente subrayamos la necesidad de una oposición que sea capaz de dialogar, coordinar y vencer electoralmente a un oficialismo que construye un proyecto de país para pocos.

De aquí a 2019 pueden surgir varias candidaturas con voluntad de disputar electoralmente, además de los que ya se han manifestado en ese sentido. Tanto el FpV/kirchnerismo, Unidad Ciudadana, el Peronismo Federal, el Frente Renovador y otras corrientes y grupos del campo popular y democrático cuentan con mujeres y hombres capaces de "estar a la altura" y ser candidatas y candidatos competitivos.

Quienes firmamos este documento tenemos preferencias variadas entre estas corrientes opositoras ancladas en el amplio campo popular y democrático. Votaremos a quien más nos interpele en una gran PASO y luego apoyaremos a quien gane en esa interna en una elección general. Y creemos que la gran mayoría de la ciudadanía está dispuesta a hacerlo también.

En otras palabras: al mismo tiempo que se demanda a las y los dirigentes que abran una instancia de negociación y diálogo para acordar mecanismos de competencia, hay un grupo muy grande de ciudadanas y ciudadanos que también ofrece su propio compromiso. Creemos que a nivel de las y los militantes y simpatizantes del campo nacional, popular y democrático existe un fuerte sentimiento de respaldar una opción opositora, aún si no es la que más se acerca al espacio que circunstancialmente cada uno ocupa o prefiere.

Desde nuestro lugar vamos a enriquecer los debates necesarios al interior del campo opositor que nos ayuden a proyectar nuestros valores históricos al futuro ¿Qué es y cómo se impulsa la justicia social en la actualidad? ¿Cómo se promueve una economía inclusiva, federal e integrada? ¿Qué significan hoy una educación y una salud de calidad para nuestro país? ¿Qué implica la integración de nuevas tecnologías en el mundo del trabajo? ¿Cómo construimos una institucionalidad que promueva la protección social de cara a las próximas décadas? ¿Cómo delineamos nuevas instituciones que permitan dirimir los conflictos sociales para emprender un camino hacia el desarrollo sostenido? ¿Cómo dotamos a Argentina de mayor capacidad para ejercer sus decisiones de manera soberana?

Ya habrá tiempo, un tiempo electoral, para imponerse e imponer. Pero sin diálogo y acuerdos básicos sobre la forma de competir para ganar, las y los dirigentes no habrán estado a la altura de estas demandas y expectativas.

Y las y los dirigentes que no están a la altura de las demandas y expectativas de los hombres y mujeres de su pueblo, no están a la altura de su tiempo ni de la historia.

Grupo Fragata

MARÍA ESPERANZA CASULLO, SEBASTIÁN ETCHEMENDY, MARCELO LEIRAS, ABELARDO VITALE, NICOLÁS TERESCHUK, ANA CASTELLANI, GERMÁN LODOLA, PAULA CANELO, SERGIO DE PIERO, JORGE BATTAGLINO, JUAN MANUEL OTTAVIANO, FERNANDO PEIRANO, SOL PRIETO, ESTEBAN KIPER, JUAN O´FARRELL, NATALIA ARUGUETE, MARCOS SCHIAVI, ARIEL LIEUTIER, FERNANDO MELILLO, JUAN CUATTROMO, GERARDO ADROGUÉ, NICOLÁS FREIBRUN, MARTÍN ASTARITA, MANUEL SOCÍAS, MARTÍN PLOT, ANDRÉS TAVOSNANSKA, PABLO GARIBALDI, MARCELO MUÑIZ, FABIANA RUBINSTEIN.

Publicado el Martes, 29 Mayo 2018 15:09 Escrito por
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