En un periodo en que Deep Purple ha lanzado un nuevo álbum, sería interesante echar una mirada por los diferentes trabajos que sus integrantes han editado por su cuenta a lo largo de más de cincuenta años de trayectoria.
Podríamos hacerla fácil, y hablar de los dos hijos dilectos del Purple años 70, como lo serian Rainbow o Whitesnake. Pero esa es historia demasiada conocida para sumarle otra reseña que difícilmente agregue algo. En cambio, vamos a desempolvar un poco aquellos discos no muy populares que tienen la firma de algún Purple en solitario o en combinación.
Hoy hablaremos de Jon Lord.
Fallecido ya hace 10 años, Lord era junto a Blackmore el fundador de Deep Purple. Su estilo único de tocar el órgano Hammond, dio a los primeros álbumes de Purple, el llamado MK I, buena parte de su sonido característico, donde los teclados eran bastante predominantes.
Y es que Lord, formado desde temprana edad en la escuela de piano clásico, no era diferente de otros colegas que pretendían dar otra dimensión al rock, fusionándolo con orquestas, algo que poco después daría nacimiento al llamado rock sinfónico, grandilocuente y operístico. Lord lograría imponer este estilo en alguna canción de los primeros discos de Purple como “Anthem” o “April”. Pero llegaría a su punto cumbre en Concerto for Group and Orchestra, donde Lord se dio el gusto de interpretar junto a la Royal Philharmonic Orchestra una obra de su propia autoría.
El concierto, junto con su consiguiente edición en vinilo dio a Lord un momento de fama. Purple había sido pionero en el sinfonismo, pese a las reticencias de Blackmore, quien respetó la idea de Lord aunque la odiaba simplemente porque sentía demasiado respeto por la formación de los músicos de orquesta como para sentirse un igual, según sus palabras. De modo que aceptó el Concerto, pero impuso que el siguiente fuera un álbum de rock. Ese disco fue In Rock, cuya masiva aceptación de público y crítica enterró los sueños de Jon de hacer de su grupo uno de rock sinfónico.
Pero Jon no dejó que el deseo de sus compañeros de hacer un rock fuerte y ruidoso lo deprimiera. Por 1971 decía a quien quisiera oírlo que “si hago algo en el futuro, será para un grupo de tipos que tocan instrumentos eléctricos con la orquesta como respaldo”. Por suerte para él, Concerto for Group… cayó en saco roto.
Hubo dentro de la BBC alguien que gustó de la experiencia de Concerto y guardó el nombre de Lord en carpeta. Tres años después, la BBC le comisionó una nueva obra, la que Jon se dio el gusto de grabar y editar por su cuenta y nombre: Gemini Suite, una suite de cinco movimientos como su nombre indica, inspirados irónicamente en sus compañeros de grupo, aunque ni Gillan ni Blackmore participaron del álbum. Esta vez, Lord separó los tantos y no cometió el error de incluir el nombre de su banda en los créditos de interpretación.
Si bien la suite fue presentada en vivo en el Royal Festival Hall otra vez con la de su grupo, fue grabada unos meses después, con invitados para cubrir las partes solistas.
Lord estaba entusiasmado. En entrevista a Melody Maker, demostraba alegría y aprensión por partes iguales: “¡Es todo mi propio trabajo!; le he pedido a Keith Emerson que venga a tocar también, si tiene tiempo”. Pero a la vez tenía dudas: “Debería ser aterrador trabajar con la orquesta. Ya tengo miedo. Hay un punto en el que le he pedido a la orquesta que improvise, lo cual debe ser divertido. Si sale, habré probado un punto. Con un poco de aplicación e inspiración, debería resultar válido para el entretenimiento”, para rematar: “Con el éxito actual del grupo, ahora es el momento para que los miembros individuales del grupo se entreguen a varios proyectos. Creo que Ritchie también quiere hacer su propio álbum. La complacencia es nuestro mayor enemigo”.
Gemini Suite es el justo reconocimiento a la pasión de Jon Lord por la música orquestal. Evidentemente su idea de componer grandes obras para orquesta fue el sueño de su vida, cortado por su dedicación de tiempo pleno a Deep Purple, pero al que pudo volver cuando dejo el grupo, y dedicar su tiempo a diferentes proyectos que fueron desde el blues al ensamble de instrumentos. Y de hecho casi todos sus trabajos post Purple son orquestales.
En el caso de Gemini Suite nos encontramos ante una obra dividida en seis movimientos. Cada uno de ellos, como se dijo o quiso decir, representa un instrumento: Guitarra, piano, batería, voces, bajo y órgano. Albert Lee tomó el lugar de Blackmore, y Tony Ashton e Yvonne Elliman compartieron las voces. Es un álbum muy agradable de oír, siempre y cuando uno se libere de prejuicios. Las partes de Lord (“Piano” y “Órgano”) son especialmente buenas, con toques jazzeros en la primera, y la segunda banda y orquesta plenas, dando un gran cierre a Gemini Suite; Paice se luce en “Batería”; Ashton (en “Voces”) le pone un tono a su parte que recuerda al finado Cocker; y Glover hace un contrapunto con toda la orquesta en “Bajo”. En el conjunto, curiosamente el único que no destaca particularmente es Albert Lee, o más concretamente, la guitarra, el alter ego de Blackmore. ¿Casualidad? Quién sabe.
El álbum demuestra las capacidades de Lord para componer música popular con acompañamiento orquestal de primera. Y es música que no desentonaría en absoluto en cualquier Opera del mundo.
Así, Concerto for Group and Orchestra y Gemini Suite cimentaron la notoriedad de Jon Lord como compositor e intérprete de música progresivo/sinfónica ejecutada por orquestas. Por lo que no iba a transcurrir mucho tiempo para que otra oferta apareciera. Y la llamada llegó desde Alemania (República Federal Alemana en esos días). Eberhard Schoener, un compositor de ese origen, uno de los primeros en popularizar el Moog, era un tipo formado en la música clásica que (entre otras cosas) estaba enfrascado en combinar los autores clásicos con instrumentación y composiciones contemporáneas. Ambos fueron contactados para presentar una obra en conjunto, para lo que trabajaron toda la primera mitad de 1974. El resultado fue presentado en concierto en Munich, en junio de 1974, concierto del que se editó bajo el nombre de Windows poco después.
Windows tiene dos composiciones. La primera, “Continuo en BACH”, es su propia versión de cómo finalizar un trabajo inconcluso del genio del barroco, Johann S. Bach llamado “Art of the Fugue”. Explicaba Lord en la contratapa del álbum que “Art of the Fugue” estaba basada en una escala que usaba las notas representadas por el propio apellido de Bach (en su notación anglosajona)”, y esperaba que el compositor alemán hubiera aprobado su propia versión.
En cuanto a la otra composición, bautizada “Window”, estaba dividida en tres movimientos: Renga, Gemini y Alla Marcia: Allegro. Toda la pieza está inspirada en el Renga japonés, un estilo de composición poética colaborativa en que cada escritor compone un verso a continuación de su compañero. En este caso, Schoener compuso “Renga”, Lord el “Alleggro”, y, como su nombre sugiere, “Gemini” fue aportada como una reversión de “Voces” de Gemini Suite.
El disco fue editado (según Lord) tal como se grabó, “usando solo lo que estaba en el tape”. Como para esos días, Purple había echado a Gillan y Glover, sus reemplazos (Coverdale y Hughes) aparecen en escena como músicos invitados, siendo los únicos Purple (aparte del propio Lord) en decir presente esa noche. Ray Fenwick (posteriormente formará parte de la Ian Gillan Band), Tony Ashton y Pete York completarían lo sería la banda de rock de la casa, acompañados de la Munich Chamber Opera Orchestra conducida por Schoener.
Windows, como se ha dicho, combina entonces una recuperación de Bach, y música nueva. En cuanto a “Art of the Fugue”, lo que Jon hizo fue adaptar la fuga inacabada a los instrumentos del grupo eléctrico y la orquesta, lo que por momentos suena muy bien a nuestros oídos rockeros, pero por otros a algo sumamente extraño, como una extraña trompeta que rememora soundtracks de esos años, o sonidos que quieren despegar entre notas disonantes, para culminar el armado en un final bastante purpleiano.
En cuanto a “Windows”, “Renga” tiene un interesante trabajo de Ray Fenwick a la guitarra, acompañado por los sonidos percusivos de la orquesta; “Gemini” da paso a las voces soprano de Ermina Santi, Sigune Von Osten, y por supuesto, Coverdale (que no es soprano), mientras la guitarra y el órgano de Lord van marcando los compases hasta la aparición del grupo completo. Desde ya que las dos sopranos combinadas con el inglés suenan en conjunto como un antecedente extraño de Nina Hagen, aunque al final Coverdale hace su parte dignamente. Finalmente, el “Allegro” cierra el disco y el concierto de un modo más pop, con menos orquesta y más banda en el conjunto, solo de batería incluido, lucimiento de Jon Lord al piano y Hammond, y final (contradicción aquí) a toda orquesta (y grupo).
A diferencia de Gemini Suite, Windows se trata de una música más difícil de digerir para el amante del rock. Si bien hay mucho mas trabajo de orquesta, es una orquesta al servicio de una música no necesariamente formal (y aquí me meto en terrenos fangosos, de los que trataré de salir rápido). Por momentos Schoener hace que la música sea agradable al oído; pero por otros (no muchos, pero los hay), empieza a tirarte con sonidos enmarañados que llaman la atención justamente por eso, por lo raros. Salvando las grandes diferencias (y que los devotos de John me perdonen), esos fragmentos suenan a los delirios de Lennon-Ono. Pero por suerte, son los menos. En su conjunto, Windows califica como un trabajo interesante, aunque quizás no tan completo como Concerto for Group and Orchestra o Gemini Suite. Pero fue un paso más en la dirección que Jon Lord buscaba para su costado clásicamente “instruido”.
Sin embargo quizás estemos solos en esta calificación de Windows como interesante. En su momento JonLord expresó a NME cuando se edito el álbum, que “Estuvo fuera de mis manos. No estoy del todo seguro de que sea un álbum particularmente necesario. He tenido menos que ver con eso que con cualquier otra cosa que haya hecho”. Punto y aparte.
1975 fue el momento de la partida de Blackmore de Purple. Tommy Bolin entró en su reemplazo. Y Jon Lord aprovecharía para hacer otro disco en solitario. Pero será un cuento para otro momento.
Ayer llegó finalmente el esperado día del lanzamiento de “Unlimited Love”, un nuevo álbum de Red Hot Chili Peppers, para nada mezquino consistente en 17 tracks, que ha recapturado la esencia de la banda dejada en discos como “By The Way” o “Californication”. Pese a que el álbum ha tenido críticas mixtas hasta el momento, el recibimiento ha sido favorable y la banda se ha estado enfocando en promocionarlo y mostrarlo.
Primero, tenemos la presentación transmitida en el show de Jimmy Fallon, donde interpretaron “Black Summer”
También pasaron por el show de Jimmy Kimmel presentando otro de los temas del álbum “These Are The Ways”
Eso no fue todo, la banda también se presentó en un show limitado en el Fonda Theater en Los Angeles, donde brindaron un set más extenso con canciones del nuevo disco y clásicos como “Can’t Stop”, “Give it Away”. “Hey” o “Snow”, y donde podemos ver a John Frusciante haciendo un cover de Elton John (“Your Song”) entre otras cosas.
ATCO Records, 1992
La vulgar demostración de poder de Pantera. Un disco que rompió todo esquema de lo que estuvo hecho hasta el momento en materia de metal. Es más, este disco logró separar lo que es el thrash o el metal propiamente tal para ofrecer algo totalmente novedoso. Si bien los elementos del thrash, death, punk y crossover están claros y muy bien puestos, acá las guitarras presentaron unos riffs pesadísimos, un sonido completamente fresco pero al mismo tiempo un poco más sabio en cuanto a la señal de los tiempos. Era el nacimiento de lo que se conoce por groove metal hoy en día y este disco se transformó en obra clave de este nuevo estilo.
La depuración en el trabajo de composición es notable, los solos de Dimebag Darrell impresionantes, la fuerza en la batería de Vinnie Paul absolutamente brutal y la potencia en la voz de Phil Anselmo temible. El arranque es demoledor con ‘Mouth for War’, una montaña de riffs desmoronándose para caer encima tuyo, dejándote totalmente superado. El final del tema es simplemente electrizante, insuperable, infartante, donde no hay mucho tiempo para la compostura, ya que entra como cayéndose, pero nuevamente con los riffs más avezados del planeta ‘A New Level’. Acá vamos dando cuenta de que los tiempos van disminuyendo, lo cual no quita para nada potencia, al contrario, imprime esa cuota de rock’ & roll al metal, en gran parte de este disco, un rock & roll metalizado, con una onda increíble. Esto de los riffs cortantes y del tempo ralentizado es premisa en casi todo el disco: ‘Rise’ por ejemplo, aunque aquí el thrash toma la batuta también en gran parte del tema. Más claro ejemplo es ‘Walk’, una de sus canciones más aclamadas, donde la testosterona y la desafiante actitud de Anselmo sobrepasa todo estatus.
La casi hardcore ‘Fucking Hostile’ simplemente te vuela todo el cráneo desde esa entrada con el ‘one, two, three, four…’ de su arranque, un tema que no da ningún tipo de respiro y con unos coros medios funkys, los cuales de verdad llamaban la atención para la época en que fueron compuestos. La dirección musical de Pantera estaba claro que quería ir hacia otra parte, en pos de una innovación y renovación de la escena, lo cual fue el gran logro de la banda y de esta placa. El tema de este tipo de coros también se repite en ‘No Good (Attack the Radical)’.
La técnica de Dimebag Darrell y el derroche de energía, sabiduría y al mismo tiempo estilo es lo mejor que tiene este disco, haciendo perfecto uso de los pedales distorsionadores o lo que fuera para solventar una guitarra que llega a impresionar cómo aguantaba tanto poder sobre ella misma. En ‘Live in a Hole’ hay una conjuncíón impecable de todas las técnicas que se pueden usar para sacarle el máximo provecho al instrumento en la canción.
En ‘This Love’ podemos encontrar lo más parecido a una ‘powerballad’ dentro de este disco, una canción que habla de lo más oscuro de las relaciones, el amor, el desencanto y cuando éste llega a los extremos de la locura, y en la cual Anselmo se inspiró en una anterior relación. Los solos de Darrell aquí llegan a ser conmovedores, el feeling que impactó a su guitarra debe estar dentro de los mejores de la historia del rock, sin ir más allá.
Para el final del disco aguardan dos piezas de lujo: primero un tema que como su nombre lo dice te invita a ser poseído. Se trata de ‘By Demons Be Driven’ que golpea fuerte sobre todo al final, con ese juego de riffs cortantes que no acaban nunca. Ni un exorcista te puede sacar el demonio que se te cuela adentro al escuchar esta canción, sobretodo en su parte culmine final.
Después y sellando con un broche de oro llega ‘Hollow’, una que arranca muy bella en melodía, muy inspirada por algunas de las mejores baladas de Black Sabbath y que quiebra todo margen al final con un impactante riff y enérgicos fraseos de Anselmo. Nos pueden recordar algo del ‘Master of Puppets’ de Metallica quizá pero doblando en actitud y poderío instrumental, lo cual es bastante decir.
Pantera con ‘Vulgar’ impuso un nuevo orden en el metal, si bien ya otras bandas hacían logros en el estilo, es Pantera la que de verdad logró imponerse y llevar todo esto a un punto que llegó a gobernar la escena, en un momento que el grunge acaparaba todas las miradas, de alguna forma Pantera hizo resucitar a los viudos del thrash metal, pero esta vez para renovar el movimiento en algo mucho más poderoso, con cuotas soberbias de actitud, con una técnica abismante y sin quitar una pizca de onda y estilo. Llama la atención, es un disco para no soltarlo jamás, han pasado 30 años y suena como hecho ayer, tan demoledor y brutal como en ese ya lejano 1992.
Atlantic Records, 1985
No Jacket Required es el álbum más exitoso de la carrera de Phil Collins, ganando con claridad en el rubro ventas a su sucesor,… but Seriously. En todo caso se trata de discos fundamentales que cimentaron la fama de superestrella de Collins.
Para este momento, Collins ya había editado por su cuenta Face Value, y un año y medio después Hello, I Must Be Going!, que tuvo similar respuesta de ventas y atención pública. Buenos discos, con buena recepción, que lo dejaron en una posición expectante. Desde allí, se subía o se caía. No Jacket Required iba a dar la respuesta.
Pero antes de eso, se metió de lleno con Genesis, grabando el disco homónimo (también conocido como Mama) y saliendo de gira entre 1983 y 1984, relanzando definitivamente la carrera del grupo (“un estilo refuerza al otro y nuestras canciones parecen entusiasmar cada vez a más gente”, reflexionaba Collins).
Pero Collins no se quedó quieto. Tuvo tiempo para grabar dos canciones fuera de sus discos que se convirtieron en sendos Nº 1. ‘Against All Odds’ (del soundtrack del film americano del mismo nombre) fue su primer top chart en Estados Unidos. Una canción compuesta y desestimada por Collins tanto para Face Value como para su segundo álbum. Collins reconoce que no se le da bien elegir que canción tiene pasta y cual no. Tiene esta canción, titulada ‘How Can You Sit There?’, que para él no encaja en ningún lado. Se aparece Taylor Hackford, el director de Reto al destino y le pide un tema para su próxima película. “¿Qué te parece ésta? – Genial, pero agrégale a la letra Against All Odds, que es como se llamará la película”. Por una vez, Collins rompe su actitud de no dejar que se metan con sus “bebes” (como llama a sus canciones), y concede tanto el cambio de letra como de título.
Collins es ahora el músico de moda. Philip Bailey le pide que produzca su siguiente álbum, Chinese Wall, pero solo pueden componer a dúo una canción. La única canción compuesta por ambos. Titulada provisionalmente ‘choosy lover’, tras un par de arreglos cambia de nombre y se convierte en el segundo gran éxito de Phil ese año, ‘Easy Lover’. El tema fue Nº 1 en Inglaterra y Nº 2 en USA.
Estamos en 1984, y Collins comienza a ser figura repetida en muchos lados, al punto de la molestia. El mismo reconoce esta saturación: “Estos son los años en los que aparezco en todas partes, todo el tiempo, monopolizando las ondas, la MTV y las listas de éxitos; ni los malditos Oscar se escapan. Por mucho que lo intentes, cuando enciendes el televisor o la radio no puedes huir de mí”.
Aparece en Band Aid, como prolegómeno a su doble presentación en Live Aid (¡quién entrado en años no recuerda, y por qué no decirlo, siente vergüenza ajena por verlo ocupar el lugar vacante dejado por John Bonham en Zeppelin!). Y muchas cosas que llevó adelante en los siguientes meses y años. Como Midas, parecía que todo lo que tocaba era oro, y también parecía que todos lo llamaban para poner colgarse del éxito de Collins.
Bien. En este contexto Phil Collins comenzó a ocuparse de su tercer álbum propio, luego de finalizar la gira de Genesis y de producir el disco de su amigo Eric Clapton (Behind the Sun, un álbum que presenta a Clapton acompañado de máquinas, un LP que hoy es una rareza musical, ya que Eric tomó la decisión correcta de volver a sus raíces bluseras entrando en los 90`s).
Collins se sentó a producirse en forma tranquila, tomándose toda la segunda mitad del año 84 para componer y grabar hasta conseguir lo que quería. El título del álbum (No se requiere chaqueta) sale de un incidente ocurrido en un restaurant, donde se le negó el ingreso por no estar vestido adecuadamente. El enojo de Collins fue mucho, ya que dedicó cada entrevista promocional a defenestrar el restaurant.
En No Jacket Required Collins va intentar hacer un álbum que lo aparte de la etiqueta de baladista romántico. En sus palabras, “Voy a hacer un álbum de baile. O, por lo menos, un álbum con un par de canciones moviditas”. Pero no va a ser fácil pelear con el instinto. En definitiva es un hombre de afectos, no un rocker que se acuesta cada noche con una groupie diferente. Ha roto con su primera esposa, se ha visto separado de sus hijos, y ahora está nuevamente enamorado e intentando rehacer su vida. Peor aún, se deja invadir por el sosiego que traen más noticias de separación de amigos, la más relevante la de Clapton y Pattie Boyd. Inevitablemente eso va a reflejarse en la composición, y aparecen canciones como ‘Doesn’t Anybody Stay Together Anymore?’, ‘Inside Out’ o ‘One More Night’.
Como en casos anteriores, varias de las composiciones salen de la improvisación, el caso de ‘Sussudio’, palabra que no significa nada pero aún así no puede reemplazar por otra: “No se me ocurre otra palabra que quede tan bien como «sussudio», así que la dejo y trabajo en torno a ella”. Es una canción trabajada con maquinas y un ritmo pegadizo que se convierte en el obvio track de inicio de No Jacket Required. ‘Sussudio’ es elegida como single de difusión y se va derecho al tope de los charts.
El siguiente tema es del LP es ‘Only You Know and I Know’, una colaboración con su guitarrista Daryl Struemer, también una canción up marcada por los vientos de sus viejos colaboradores de EWF, ahora bautizados como ‘The Phenix Horns’, que mantiene alto el pulso del disco.
Otras piezas fueron más premeditadas, como ‘Long Long Way to Go’, un tema marcado por los colchones de teclas, y un resabio de su inducción política de su paso por los proyectos de Bob Geldof; ‘Doesn’t Anybody Stay Together Anymore’, un tema mid-tempo con una reflexión personal acerca del divorcio como se dijo antes; o ‘Take Me Home ’, una brillante canción acerca de un paciente psiquiátrico e inspirada directamente por la novela One Flew Over the Cuckoo’s Nest. Y que es un cierre notable para un gran álbum.
¿Y qué hay en el medio? Están la melosa ‘One More Night’, otro nº1; la modernosa ‘Don’t lose my number’ (otro top five); el funky ‘Who Said I Would’, muy en la onda de ‘Sussudio’, y quizás junto a éste tema y ‘Take Me Home ’, el trío de canciones de mejor factura del LP.
Como se dijo, Collins ya venía volando alto en el mercado de singles, y además su figura estaba muy promocionada. Por lo tanto era de esperar que el álbum y algunos de sus sencillos saltaran a lo alto de los charts. Y así ocurrió. El disco fue 12 veces disco de Platino en Estados Unidos (12 millones de copias vendidas solamente ahí), lo que lo convirtió en el LP más exitoso de su carrera.
Y es un disco que lo vale. Más allá de alguna canción omitible, en general es un álbum que está lleno de canciones de calidad, mas balanceado que otros del inglés, y definitivamente un LP que vale tener en tu discoteca, si es que antes no le tomaste antipatía al jovial Phil.
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