Lunes, 25 Noviembre 2024

La caja de Pandora. ¿No hay opción?

Publicado el Domingo, 19 Junio 2022 07:59 Escrito por

Cuenta la mitología griega que la curiosidad de Pandora abrió el ánfora prohibida y de ella escaparon todos los males del mundo. Pero Hefaistos, su constructor por pedido de Zeus, compasivo con Pandora, había dejado en el fondo del recipiente algo que  también se dispersó por el mundo: la esperanza.   

Esta leyenda viene al caso para aquellos desconcertados, temerosos o resignados, que no ven salida a la polarización política de San Luis; pero, cuando no se ve salida, hay que construirla. Si te rodean leones, devoradores de hombres, quedarse paralizado es servirles de comida; lo mejor es un salto creativo y actuar.

Es vergonzoso el aprestamiento electoral que se observa, donde la razón justifica sinrazones porque no se quiere ver opciones sino resignaciones, pensando en recurrir al menos malo, esperar que cambie lo que no cambia, apostar a un camino extremo o al oportunismo más conveniente.

¿Y la esperanza? Los que deberían actuar, negocian; no tienen esperanza. Porque desisten de luchar y son serviles.  En San Luis, afrontamos una polarización muy particular, ya que por un lado, el gobierno provincial –al igual que muchos gobernadores de similar signo político- es “medianamente” aliado del gobierno nacional, pero manteniendo su particularidad acomodaticia a los tiempos políticos. No podemos afirmar que es un gobierno peronista; a lo sumo un peronismo de centro-derecha con fachada popular, pero conservador y aburguesado. Tampoco es un peronismo de centro-izquierda o kirchnerista. Aunque la oposición por oportunismo electoralista le endilgue esta característica, y aunque algunas agrupaciones kirchneristas estén aliadas por conveniencia y su obsecuencia aceptada sin importarles la humillación que el gobernador les echa en cara, lo cual tampoco corresponde.

Las medidas paliativas a las que recurre el gobierno de San Luis son coyunturales y a todas luces electoralistas; porque política y económicamente tiene la dualidad de que habla de Justicia Social pero no hace ni inversión productiva ni distribución del ingreso, haciéndose el distraído ante las necesidades, demandas y problemáticas sentidas por la población, defendiendo en cambio sus intereses y poder.

Tampoco hay que pensar que hacen una defensa económica de la provincia porque no existe una política macroeconómica que posibilite un desarrollo propio que se traduzca en soluciones estructurales a la pobreza, desempleo, vivienda, salud y educación en San Luis. Si asumiera la declamada condición federal, no esperaría tomar medidas con la excusa de negociar con la Nación. 

Este doble discurso y acción del gobierno de San Luis genera, por un lado, el abroquelamiento de la oposición más como reacción al continuismo que por proyectos de justa gobernabilidad, porque tampoco se observan en la oposición planes de gobierno más allá de apoyarse en gestiones históricas discutibles. 

Por otro lado, el electorado oficialista y las agrupaciones que pretenden representarlo, se ven a su vez divididos entre la defensa de un peronismo o progresismo que ya no es tal porque sólo ha quedado el sentimiento, y el continuismo del gobierno provincial, a lo que se suma aquéllos que simpatizan con el gobierno nacional pero que se resisten a la política provincial y a la alternativa de la oposición. ¿Negociarán también?

La oposición –por su parte-  sufre la fractura interna de los que sienten la necesidad de rescatar un Radicalismo popular ante un sector partidario aliado con un manifiesto neoliberalismo antipopular, pero divididos también ante una opción socialdemócrata de centro-derecha como es el de Avanzar.

Todo esto contribuye a mantener la polarización mientras no haya alternativas políticas de gobernabilidad creíbles para la población. ¿Cuál sería la esperanza? Ni el Peronismo real ni el Radicalismo real, ambos de fuentes bien populares, han elaborado a la fecha una alternativa política sustentable para la provincia de San Luis, ni tampoco han dejado de lado antagonismos anacrónicos, situación que continúa inclinando la balanza del electorado hacia la opción socialdemócrata con peso creciente y a la izquierda en ascenso con una posibilidad medianamente lejana pero no por ello menos incierta, tal como se observa en todo el país.

La esperanza, que depende más de la decisión de la población de crear otras representaciones políticas y otros modos de organizarse, que de sus representantes políticos, no exime a éstos de responsabilidad. Por ello el electorado se encuentra, en primer lugar, como convidado de piedra ante una militancia comprimida y dirigida por los tiempos y argucias electorales de quienes gobiernan; y en segundo lugar, desconcertado por los niveles oscilantes de conciencia, más dependientes de necesidades insatisfechas que de adhesiones políticas carentes de pensamiento comunitario y solidario para el bienestar general. Las decisiones y deseos particulares priman sobre lo colectivo. El Pueblo está absolutamente solo con su fe.

“Sólo el Pueblo salvará al Pueblo” No hay verdad más contundente que ésta.

 

 

 

 

 

 

 

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